Un militar con uniforme de vigilancia de armadura revisa el pasaporte: “¿Tienen cita? Todos los documentos, por favor”, dice, con cara estoica. “Sí, sí”. La periodista atraviesa el arco detector y el soldado, escoltado por un compañero, inspecciona su mochila mientras continúan las preguntas; en el mostrador, una asistente se disculpa por las molestias en ese edificio anónimo de una zona fuertemente protegida de Kiev, cercada por barricadas y a pocos metros de un recinto gubernamental inaccesible para la gente común. Es aquí donde aparece él, Oleksandr Korniyenko, vicepresidente del Parlamento ucraniano, uno de los lugares más resguardados de Ucrania, país en conflicto con Rusia.
La barba canosa, los ojos azules brillantes y cansados, el paso rápido y algo inseguro. “Buenos días”, murmura Korniyenko y, luego, en tono bajo y directo, se sorprende ante la pregunta sobre el funcionamiento de una democracia en tiempos de guerra, cuando impera una ley marcial que restringe la libertad de prensa o expresión. “Es lo mismo que suelen preguntar muchos diputados europeos cuando visitan el país”, comenta. “¿Las elecciones? Se celebrarán seis meses después de terminar la ley marcial”, añade; “en momentos de guerra no es prudente embarcarse en debates políticos de gran escala”.
Escucha las preguntas este antiguo asesor de negocios y responde con pausas cargadas de reservas. Desde que comenzó la invasión rusa a gran escala en 2022, las sesiones parlamentarias han menguado; suelen planearse a último minuto por seguridad, y si sonó una alerta antiaérea, se aplazan los debates y se buscan refugios. “Pero el debate existe y el Parlamento sigue funcionando”, sostiene Korniyenko. “Lo cierto es que hay limitaciones: no se puede cambiar la Constitución, no se puede disolver el Gobierno, ni invocar un ‘impeachment’ del presidente ni convocar elecciones en este momento”, admite. Las propuestas legislativas deben llevar la firma del presidente, quien conserva amplia discreción para realizar cambios en el Gobierno o decisiones vinculadas a la guerra.
Partidos disueltos
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Estos cambios no son lo único que ha trastocado la vida del Parlamento ucraniano, uno de los baluartes de cualquier democracia, al actuar como freno frente al poder Ejecutivo. El número de diputados electos en las últimas elecciones ha disminuido: de 423 a 401. La razón: algunos han fallecido en combate y otros fueron apartados por sospechas de colaborar con la Federación Rusa. “Pero esto ha sido en los casos más graves. A otros, de partidos prorrusos disueltos desde la invasión, se les permitió quedarse y se han reordenado en dos grupos parlamentarios”, explica Korniyenko, quien pertenece al mismo partido que el presidente Volodímir Zelenski, el Servicio del Pueblo.
En un café cercano a una parte de la antigua muralla del Rus de Kiev, la diputada Solomiia Bobrovska, figura destacada del partido proeuropeo Holos (oposición), comenta que, como el resto de diputados y empleados estatales, no puede abandonar Ucrania sin una autorización oficial que no siempre se obtiene. “Eso restringe mucho nuestra capacidad de establecer contactos internacionales y forjar alianzas, ya que las autorizaciones suelen demorarse”, afirma Bobrovska, subrayando la importancia de ello en un momento en que Occidente parece habituado a la guerra.
Militares, al mando
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Petro Poroshenko, expresidente de Ucrania y empresario influyente, ha visto restringida la salida del país en varias ocasiones. En dos ocasiones, incluso recientemente, se le ha negado viajar fuera de Ucrania, lo que ha generado polémica. Maria Ionova, diputada de Solidaridad Europea, señala que no es la única crítica: “La libertad de expresión queda muy limitada por la prohibición de que la prensa acceda al Parlamento”, afirma, al comentar estas medidas introducidas al inicio de la invasión. Al mismo tiempo, Zelenski firmó en 2022 decretos para fusionar casi todos los canales de televisión en una única plataforma, prohibir a los hombres en edad de servicio militar salir del país y efectuar detenciones sin orden judicial.
Otros cambios en la administración de la vida pública ucraniana también están vinculados a la ley marcial. Una novedad notable: desde la invasión, las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley ya no son civiles ni policías, sino el Ejército, lo que ha convertido a muchos gobernadores regionales en figuras militares. “Es una situación inusual para una democracia como la nuestra. Pero seguimos adelante, exploramos soluciones nuevas todo el tiempo”, concluye Korniyenko.