Kabir Mulchandani y Pacha: Ibiza, libertad y responsabilidad

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Negocio, medio ambiente, espiritualidad, marca, vivienda, agua. Kabir Mulchandani, titular de Pacha Group, no esquiva ningún tema. De origen autodidacta, entiende la enorme responsabilidad de sostener y ampliar la marca de las dos cerezas.

El nuevo propietario de las discotecas y hoteles de Pacha es un hombre de principios, cercano y con un perfil “hecho a sí mismo”. Con una personalidad afable, lo primero que distingue de Kabir Mulchandani, desde la distancia, es su media melena leonina con tintes de blanco y, de cerca, su amplia sonrisa. Viste una chaqueta azul oscura sobre una camiseta negra con el nombre de Pacha en rojo, una tipografía innegociable para la marca. “Es de la última colección”, afirma con orgullo al ingresar a la sede de Diario de Ibiza, donde concede su primera entrevista en la isla. El peso de la marca de las dos cerezas domina gran parte de la charla, dada su relevancia para este empresario del real estate y la hostelería. Nacido el 6 de octubre de 1972 en India, vive en Dubái y reconoce que, si le hubieran pedido más dinero durante la negociación para adquirir la esencia de Ibiza, lo habría pagado. “Quería tanto a Pacha… Estaba dispuesto a pagar lo que fuera, a hacer lo que fuera. Literalmente”, subraya con pasión.

Al hablar de las negociaciones, Mulchandani detalla que el acuerdo se cerró en 302,5 millones de euros el 30 de junio de 2023, aunque su entrada oficial se retrasó hasta el 9 de octubre de ese año. “Hubo un periodo de tres meses y medio entre la firma y el cierre para organizar la financiación. Fue una inversión considerable”, explica. Es la culminación de una historia de compromiso empresarial que parece un romance comercial.

Durante su relación con la isla, en 2011 ya había estado presente en la inauguración de Lío, y quedó fascinado por la marca. No obstante, la pandemia interrumpió el camino. “Fue una locura, todo el mundo encerrado entre cuatro paredes. Me pregunté si la gente volvería a salir. ¿Volveríamos al antiguo ritmo?”, revela. Su confianza en la conexión humana le permitió superar la duda.

Primer contacto con Trilantic

En 2021, al constatar que las personas querían vivir el destino, Mulchandani empezó a dialogar con Trilantic, incluso cuando Pacha no estaba en venta. El primer acercamiento fue intenso: “Descubrí quién era el dueño y cuál era la historia. Empecé a presionar, a insistir”. Voló a Madrid para convencer a Trilantic, pero no tenía todo el dinero. ¿Cómo justificar la operación? “Debía demostrar que era beneficioso para ellos”. En ese momento, no era el favorito; había varias opciones sobre la mesa.

La perseverancia dio frutos en agosto de 2022, cuando se abrió el proceso de compraventa. Trilantic deseaba venderlo todo en un único paquete, incluyendo Lío. Mulchandani insistió en separar Pacha de Lío, defendiendo que eran proyectos distintos. Hubiera adquirido también este negocio, pero el precio resultaba desorbitado. La negociación fue tensa, pero surgió una vía viable.

Crecimiento paso a paso

Parte de la estrategia de Mulchandani para no quedarse con todas las empresas del grupo Urgell fue puramente económica. También hay un motivo práctico: reconoce que pagó más de lo que algunos podrían considerar razonable, pero prefiere avanzar con calma. Su objetivo inmediato es asentarse en la isla y no buscar una salida rápida. “Tenemos que crecer paso a paso”, afirma. Su visión no mira tan lejos como la de un fondo de inversión; su prioridad es fijar raíces en Ibiza. No ve a Pacha como una simple discoteca, sino como una parte de un ecosistema que respira libertad y creatividad.

Al profundizar en la filosofía de la marca, Mulchandani recuerda que Pacha representa Ibiza y que Ibiza, para él, simboliza valores como la libertad y la expresión creativa. La isla ha heredado rasgos de su propia cultura y espiritualidad, y esa simbiosis es lo que lo mantiene anclado. “No es solo una discoteca. Es un concepto con más capas”, dice, y añade una curiosidad: “¿Quién pagaría 302 millones de euros por una discoteca?”. Su respuesta es que la responsabilidad es grande, y la marca representa algo más que un negocio: es una experiencia emocional para la isla y sus visitantes.

El empresario, nacido en India, forjó su fortuna en la construcción y la hostelería de Dubái. Una publicación de referencia lo lista entre las cien personas de ese país a las que hay que conocer. Se describe a sí mismo como un multimillonario que llegó donde está gracias a la mezcla de esfuerzo, determinación y, sí, cierta dosis de suerte en momentos clave. Asegura que la clave reside en saber tomar la decisión correcta en el momento adecuado.

La isla, con su aura de libertad, le inspira ideas sobre valores universales. Mulchandani sostiene que Ibiza y su filosofía comparten fundamentos que trascienden nacionalidades, razas o religiones. Aunque él también es extranjero en Dubái, afirma que la isla le ofrece un hogar espiritual. Su visión de filantropía va más allá de la imagen: promueve una cultura de contribución al mundo y de devolver a la comunidad. En la Fundación Pacha, creada en 2018 para impulsar iniciativas positivas, impulsa la idea de aumentar la inversión social. “Dar es un acto que beneficia a quien da tanto como al que recibe”, afirma con una sonrisa. Su argumento es claro: la economía circular se sostiene cuando la empresa genera riqueza y, a la vez, devuelve algo a la comunidad. “Así funciona la economía circular”, sostiene.

En cuanto a vivienda, agua y recursos, Mulchandani está al tanto de los desafíos locales. Su plan para Ibiza implica facilitar vivienda para empleados durante la temporada alta y evaluar la posibilidad de proyectos de construcción. Pero advierte que la sostenibilidad debe convertirse en una obligación legal, equivalente a pagar impuestos, para garantizar un entorno viable. “No se trata de palabras bonitas; es una responsabilidad seria en una isla con recursos limitados”, recalca.

La visión de futuro

Tras el primer verano de gestión, sus planes para Pacha incluyen transformar Destino Pacha Ibiza Resort en un hotel de lujo con consumo cero. Autoabastecimiento energético y una huella de carbono cero son metas claras. Su emblemática piscina se examina críticamente: “¿Quién necesita regar una piscina de dos metros de profundidad? El objetivo es ahorrar agua sin perder la experiencia”.

El lema de Mulchandani, hacer felices a los clientes, requiere también proteger el entorno. “Mi objetivo principal: lograr que el hotel genere su propia electricidad y reduzca al mínimo el consumo de agua”. Reconoce que alcanzarlo requerirá inversiones elevadas, de dos cifras, sin entrar en muchos detalles. Apuesta por un gasto millonario para convertir el grupo en un referente de sostenibilidad y responsabilidad social.

Se considera un ciudadano del mundo, consciente de que el reto medioambiental es enorme. “Somos pocos, no hay un plan B. Aunque alguien como Elon Musk intente buscar otro mundo, yo creo en Plan A: cuidar este planeta”.

En su charla final, Mulchandani resume su conexión con Ibiza: “Pacha es Ibiza; Ibiza es libertad y creatividad. Ibiza es polvo de hadas”. Cuando se le pregunta cómo se relaja, responde con una imagen: prefiere baños fríos en hielo para recuperarse, además de disfrutar del senderismo y, sobre todo, del buceo. Sumergirse lo conduce de nuevo a la esencia de las cosas.

Recorrer la isla lo renueva, afirma. El aire, la naturaleza y la calidad del entorno inspiran una renovación constante. En invierno, la isla lo conquistó por su serenidad. Aunque también reconoce que la mente se agota con facilidad y que, a veces, un poco de calma es necesaria para volver a empezar. Con cada verano, su vínculo con Ibiza se refuerza y su compromiso con la ciudad se profundiza.

Mulchandani mantiene la idea de generar riqueza y devolver a la comunidad como parte integral del negocio de las dos cerezas. El encuentro con Ricardo Urgell, ocurrido durante una gala benéfica, se convirtió en un momento crucial que reforzó su convicción sobre la responsabilidad que conlleva heredar un legado tan profundo. Ante la pregunta de cómo se imagina el Grupo Pacha dentro de una década, insiste en la cercanía al presente: “honestamente, no pienso en un futuro tan lejano”.

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