Conservación y regeneración de la vida marina en el Mediterráneo

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La economía azul reconoce el mar como motor clave del crecimiento, pero también señala los efectos dañinos de la acción humana sobre los océanos. La sobrepesca y la contaminación en exceso son ejemplos claros. El mar Mediterráneo figura entre los espacios marinos más castigados; por eso, cuando se actúa con decisión para su regeneración, conviene verlo como un campo de pruebas para la innovación en esta materia.

Esta idea surge como una de las conclusiones del consejo sobre economía azul, uno de los ocho que ha desarrollado la prensa regional para la Valle del litoral este de España, formando la parte más propositiva del Primer Foro Económico y Social del Mediterráneo, celebrado recientemente en València.

Tras presentar las conclusiones, se llevó a cabo una mesa redonda moderada por una periodista de El Periódico de Cataluña. Participaron Manu Sanfelix, explorador de National Geographic; Ignasi Ferrer, de Ocean Ecoestructures, y Stewart Sarkozy-Banoczy, del World Ocean Council.

Una de las preguntas planteadas a los contertulios fue qué les impide dormir sobre la situación de las aguas del Mediterráneo. Ferrer comentó que lo que más le frustra es que muchas iniciativas quedan paralizadas o se pierden por trabas regulatorias. Sanfelix defendió la necesidad de proteger la naturaleza y el mar, subrayando que a veces se ponderan solo las bondades económicas, y que no hay que olvidar el disfrute del Mediterráneo. Es un mar que aporta felicidad, sus entornos naturales envuelven durante las vacaciones y su valor es incalculable. Somos mediterráneos, y nuestra cultura nace de esa historia. Cuidar el Mediterráneo es cuidar nuestra esencia y nuestra alma.

El mal estado del mare nostrum fue otro tema central. Sarkozy afirmó que el mares antiguos de la Roma no están en su mejor momento y urgió a tomar medidas. Una de las conclusiones del consejo de la economía azul propone que todas las actividades, marinas y terrestres, se muevan hacia la sostenibilidad. Lo terrestre importa porque lo que se genera en tierra llega a las aguas oceánicas.

Ignasi Ferrer explicó que desde Ocean Ecoestructures se están desarrollando herramientas tecnológicas para contribuir a la regeneración de los mares con intervención humana. Entre ellas figura la robótica aplicada al ecosistema marino. El objetivo es regenerar unos 20.000 espacios degradados y convertirlos en espacios azules sostenibles. Esta labor se está llevando a cabo en cerca de una veintena de puertos deportivos y comerciales, con especial foco en puertos que tienden a contaminar las aguas. Entre los ejemplos citados estuvieron Palamós y Barcelona, y se anunció la próxima incorporación de Dénia.

Por su parte, el biólogo de National Geographic explicó que la entidad está realizando un esfuerzo intenso para la siembra de posidonia. En el Mediterráneo occidental, un tercio de la posidonia ha desaparecido, afectando especialmente a las Baleares. Estas plantas marinas son esenciales para la depuración de las aguas y para aportar nutrientes a numerosos seres marinos que luego sirven de alimento humano. El plan es plantar 10.000 posidonias este año, tras las 8.000 plantadas en 2023. Cuando se restaura, se ve lo fácil que es destruir y lo difícil que resulta recuperar. Por ello, la prioridad es proteger. Una de las conclusiones del consejo es que las industrias nocivas puedan transformarse en generadoras de regeneración.

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