Con promesas de incentivos fiscales que quedaron sin seguimiento y un inventario detallado de obras en curso, la intervención municipal se centró en dos ejes: transformación urbana y mantenimiento básico, buscando sostener el pulso ciudadano frente al cansancio. En esa línea, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, orientó su discurso durante el último Debate sobre el Estado de la Ciudad. Fue hace dos años, en la misma fecha, a pocos meses de las elecciones municipales de mayo de 2023.
Este lunes, el salón de plenos del Ayuntamiento de Alicante volverá a acoger una nueva edición de un debate municipal que, a veces, parece más una colección de monólogos que un intercambio real. El formato es rígido, empuja a todos a leer sus intervenciones y apenas se percibe una verdadera escucha, incluso cuando llega el turno de réplica, con diez minutos por grupo tras quince minutos iniciales.
Se espera, como es habitual, que el alcalde anuncie medidas en una intervención sin límite de tiempo. Para cerrar asuntos pendientes, podría fijar la fecha prevista para aprobar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, con especial atención al componente Estructural. También podría detallar avances en el ambicioso Parque Central, cuyo inicio de obras se espera durante este mandato, y señalar la estación intermodal como su hito central. En la conversación podrían surgir detalles sobre la extensión de las líneas del TRAM, especialmente orientadas al sur.
Igualmente, podría aclarar cuándo se aplicarán las Zonas Acústicamente Saturadas en el Casco Antiguo y en el Centro Tradicional, lo que implicará cambios en aforos y horarios de ocio, o cuándo llevará al pleno la aprobación definitiva de la Ordenanza de Ocupación de Vía Pública, cuyo objetivo es regular la actividad hostelera en toda la ciudad.
Además, podría explicar la razón de un mes de moratoria en las sanciones para quienes transiten por el Casco Antiguo tras la futura implementación de la controvertida Zona de Bajas Emisiones, cuyo efecto práctico replica las restricciones actuales. Sin olvidar que la ordenanza aguarda la aprobación final del pleno.
El Debate sobre el Estado de la Ciudad suele convertirse en una plataforma para anunciar obras. Alicante es un escenario particularmente fértil para estas promesas. Hay recursos y proyectos pendientes por hacer. Desde las últimas elecciones, tras la salida del bipartito, no se ha visto una avalancha de nuevos planes urbanísticos; se mantienen iniciativas que llevan años sin concretarse. Quedan avenidas y plazas que requieren actuación urgente: el parque Lo Morant, la calle O’Donnell, Aguilera con un aparcamiento subterráneo y, junto a ello, un carril para autobuses y más espacio peatonal en la zona.
El debate también se usa para impulsar iniciativas culturales, con promesas de nuevos espacios en la ciudad. Entre estas, destaca la iniciativa de rehabilitar la harinera en la zona de Benalúa Sur.
También se discuten contratos, donde hay mucho por debatir y poco por exhibir. Recientemente, la atención ha estado en la gestión del vertedero, en proceso de renovación tras la denuncia de la Fiscalía. El alcalde podría clarificar los incentivos fiscales que su administración propone para impulsar el reciclaje, como la separación en origen de residuos.
Asimismo, podría fijar fechas para las oficinas pactadas con Vox para la aprobación del presupuesto de 2024, entre ellas la oficina de antisocupación y la de posiciones controvertidas que la izquierda denomina antiaborto. El horizonte para 2025 ya exige avances.
El sector turístico de Alicante ha expresado paciencia limitada. El alcalde sostiene que la ciudad es mayoritariamente turismo. Tras un revés reciente en el presupuesto del patronato, este lunes el Debate podría abrir espacio para negociar nuevas inversiones o no. Barcala defiende la sostenibilidad y propone frenar la proliferación descontrolada de apartamentos turísticos.
En la sesión, Barcala podría priorizar un tema que preocupa especialmente a la juventud: promover vivienda asequible para alquiler o compra y avanzar en proyectos urbanos pendientes desde hace años.
No será, se hable de lo que se hable, una sesión más. El alcalde suele llegar menos centrado en la elaboración de los presupuestos y más en mirar hacia adelante. Entre los documentos de alto calado que están sobre la mesa figuran la revisión de la tasa de basuras, la implantación de la ZBE, la aprobación de la Ordenanza de Ocupación de Vía Pública y los avances en las ZAS. El debate no puede esquivar ese marco, y la oposición tampoco. Se analizarán con detalle las posturas de la ultraderecha, que hasta hace poco fue socia menor de Barcala, y de la izquierda, donde las dudas crecen por el acercamiento a Compromís y EU-Podemos.
Una maratón con tres fechas de salida, lo más concreto del «eje» Alicante-Elche
Cuarto encuentro en apenas un año entre los alcaldes de Alicante y Elche, Luis Barcala y Pablo Ruz, respectivamente, a raíz de un nuevo intento de ambas ciudades de avanzar de la mano. El enésimo, y todos frustrados hasta la fecha, en los últimos años. Estas citas, con más o menos parafernalia, han servido para bien poco por el momento. El único anuncio gira en torno a la organización de una maratón que conecte ambas ciudades. La primera edición será, parece ser, el 30 de noviembre de 2025. Parece ser, porque es la tercera fecha que se ha puesto al evento. Una de ellas, de hecho, se anunció a bombo y platillo en la última edición de Fitur. Y eso es lo más concreto en la nueva relación. Imaginen.
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Viaje discreto a La Haya para defender mayor transparencia
Nada se supo del alcalde de Alicante, Luis Barcala, durante el 9 d’Octubre. No se dejó ver en Alicante, en los actos por el Día de la Comunitat Valenciana, ni tampoco en València, en el acto del Palau de la Generalitat. Su entorno guardó silencio, pese a las preguntas. Y lo hizo hasta que se comunicó, vía nota de prensa, que el alcalde había participado en La Haya, como presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la FEMP, en el Consejo Mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos. En su equipo no debieron considerar importante su participación, ya que no se incluyó en su agenda pública. Fue, dijeron después, a abogar, entre otras cuestiones, por la mejora de «la transparencia de la gestión». Curioso.
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