El Chato niega vínculos con incidentes en Aspe y exige claridad en la reapertura de la gallera

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Ángel A. P., conocido como El Chato, rompió este lunes su silencio ante la protesta convocada en Aspe y las voces que, sin identificarse, lo señalan como supuesto autor del incendio del coche del padre del alcalde Antonio Puerto. En su declaración negó haber amenazado de muerte ni a Puerto ni a su familia y sostuvo que no realizó el gesto de cortarle el cuello. Reconoció haber reaccionado con fricción verbal durante una pelea, pero reiteró que no tuvo relación con el siniestro del vehículo.

Además, El Chato anunció su presencia en la protesta de este lunes a las 20.00 horas en la plaza Mayor de Aspe. La convocatoria, difundida por redes sociales, surgió como respuesta al incendio y se sostuvo bajo el lema: “Aspe en contra de la violencia y drogas, fuera mafias”. También expresó que lamenta que el alcalde no haya ofrecido soluciones para reabrir su gallera, actividad que, según él, permanece plenamente legal.

Ángel A. P. asegura que no tuvo nada que ver con el fuego de la furgoneta. Mencionó haber conocido la noticia por redes sociales y señaló que se trata de un ataque para culparlo por ser el chivo expiatorio. Asimismo, condenó el incidente y afirmó que “se han pasado tres pueblos”, desvinculándose por completo de lo ocurrido.

En su enfrentamiento con el alcalde, El Chato acusó a la empresa familiar de Puerto, dedicada a la madera, de emplear presuntamente trabajadores sin contrato. Aseguró que existen dos personas dispuestas a declarar, siempre que no se revele su identidad. Añadió que hace cuatro años un empleado ya le destruyó un vehículo por impago de salario.

Sobre lo ocurrido en la Alcaldía a principios de julio, que llevó al alcalde a denunciar amenazas ante la Guardia Civil, solo ha reconocido una parte de los hechos. Según la versión del primer edil, El Chato habría hecho un gesto de cortarle el cuello y le habría dicho que conocía los lugares que él y su familia frecuentaban, en un tono amenazante. Incluso se acercó a él diciendo «te voy a arrancar la cabeza» y «te voy a matar». Esa denuncia dio lugar a una orden judicial de alejamiento de 300 metros a favor de Puerto.

La discusión en Alcaldía

En sus palabras, Ángel A. P. afirmó haber mantenido una discusión verbal en el Ayuntamiento, pero aseguró que no aceptaría un desenlace que no le correspondía. Sobre lo ocurrido con la furgoneta, afirmó que no realizó el gesto de cortarle el cuello y comentó que Puerto aseguraba haber visto los hechos en un pasillo con posibles cámaras. Señaló que las imágenes podrían demostrar la verdad y solicitó que las aporte al juzgado.

El Chato reiteró que no deseaba la muerte de nadie y que ni él ni su gesto con el cuello fueron parte de la escena. Afirmó que, aunque se mostró nervioso y bruto en el intercambio, no existe una intención de violencia de su parte y que la discusión se limitó a palabras subidas de tono, quedando ahí.

Relató que Puerto lo llamó expresiones despectivas y que, tras el intercambio, él acudió con su abogado y su arquitecto. Dijo que ambos se dirigieron a buscar explicaciones, y que se insultaron mutuamente antes de separarse. Reconoció que en algún momento dejó entrever una amenaza, pero insistió en que las autoridades deben presentar pruebas para esclarecer la verdad.

Y añadió que Puerto le espetó: “vete de aquí, macarra” y “no te tengo mierda”, tras lo cual se retiró acompañado de su equipo legal. Reconoció haber proferido que podría arrancarle la cabeza, pero insistió en que no había intención de matar y que la escena debe ser aclarada mediante las pruebas disponibles.

Reapertura de la gallera

El Chato confirmó que la forma en la que el alcalde lo trató influyó en su postura cuando buscaba una solución para la gallera. Aseguró que recibió un trato difícil y que si debe pedir disculpas ante la justicia o ante el Ayuntamiento, lo hará, pero que tampoco corresponde asumir culpas ajenas. Añadió que si el alcalde ha recibido quejas similares, no corresponde trasladarlas a él.

Explicó que su abogado y su arquitecto respaldan la reapertura de la gallera y que el alcalde, según su versión, la ha mantenido cerrada sin proporcionar explicaciones. Señaló que la gallera no está cerrada por una orden judicial, sino por decisiones municipales que la sitúan como un establecimiento distinto de un bar. Argumentó que si Puerto hubiese autorizado la actividad como una cafería, la gallera podría funcionar, y que se han realizado eventos para recaudar fondos para servicios básicos, pese a la falta de respuesta del Ayuntamiento. Aseguró que la actividad está vigente y que las gestiones no han obtenido contestación.

La gallera permanece cerrada desde principios de año por acusaciones de maltrato animal y actividad ilícita. El Chato lo niega y señala que, durante una macro operación policial, se registró un enfrentamiento de gallos y que el local carecía de licencia. En esa operación, hasta 150 personas llegaron desde distintas partes del país; unas veintena fueron detenidas, incluido El Chato, por presunto maltrato animal y organización criminal, y varias aves fueron incautadas por presentar indicios de uso en peleas.

Protesta

Sobre la movilización de la tarde, El Chato indicó sentir que la manifestación no era clara en su propósito y que no se entiende por qué se le atribuye todo a él. Afirmó que, aun así, asistirá a la protesta porque considera injusto lo sucedido y está decidido a permanecer en ella mientras sea necesario, con el respaldo de quienes cuestionan la versión oficial. La discusión continúa y las imágenes y declaraciones compiten por arrojar luz sobre los hechos.

[Notas de criterio y verificación citadas por varias fuentes periodísticas, para contexto adicional, ver registro de declaraciones y actuaciones; las autoridades continúan recopilando pruebas para esclarecer los hechos. Fuente citada en informes periodísticos y comunicados oficiales.]

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