Violador de Tinder: juicio en París revela cadena de agresiones sexuales

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Es poco habitual encontrar un caso de violencia sexual tan sistemática y con un número tan elevado de víctimas femeninas atribuidas a un solo hombre. Este lunes comenzó en un tribunal de París el juicio contra el denominado ‘violador de Tinder’. Hasta catorce mujeres acusan de violación y otras tres de agresión sexual al ingeniero marroquí Salim Berrada, de 38 años. Los hechos se sitúan entre 2014 y 2016. En una de las sesiones penales de la capital francesa se le acusa de un delito reiterado de violación con administración de sustancias a las víctimas, y el proceso podría prolongarse hasta finales de marzo.

Berrada llegó a Francia en 2004 y ejerció como fotógrafo de moda durante más de una década, tras haber trabajado previamente como ingeniero. Aprovechó esa faceta para concertar citas con modelos o jóvenes que aspiraban a convertirse en ello. En Tinder y Adopta un chico, otras plataformas de citas, decía localizar a mujeres interesadas en que fuera su retratista, y durante su declaración ante el tribunal aseguró que negaba las acusaciones. Según las denunciantes, esos encuentros seguían un único modus operandi: las drogaba y las sometía a agresiones sexuales.

La primera mujer en presentar una denuncia fue una estudiante estadounidense que contactó con él a través de una red social donde modelos y fotógrafos se ponían en contacto. Después de conversar por Facebook, aceptó acudir a su estudio para ser retratada. Expresó entusiasmo por posar, incluso con cierta desnudez, sin mostrar vulgaridad, pero tras beber dos o tres copas de vino se sintió mareada y él habría intentado que mantuviera relaciones orales y sexuales. Al lograr escapar, describió la experiencia como una pérdida de control sobre sus músculos.

Casos similares habrían ocurrido con aproximadamente una veintena de mujeres, dejando a varias con efectos psicológicos duraderos. Una estudiante de Bellas Artes interrumpió sus estudios tras la presunta agresión y pasó tiempo dibujando solo imágenes de mujeres sujetadas por los senos. Otra víctima relataría problemas de alcoholismo y adicción a marihuana tras conocer al presunto violador. Los análisis en la mitad de las denunciantes revelaron restos de sustancias químicas, como MDMA o antihistamínicos con probable efecto sedante.

Otras acusaciones más recientes señalan que Berrada mantenía una intensa vida en las apps de citas y explicaba a los jueces que “necesitaba sexo cada dos días y cambiaba de pareja con frecuencia”. En su defensa afirmó que no abusó de las víctimas y señaló que tuvo tratos con cientos de chicas en dos o tres años, de los cuales solo cuatro habrían reaccionado de forma adversa.

Desde el inicio del proceso, los abogados de la defensa manifestaron que contestarán a todas las acusaciones. El juicio tiene previsto prolongarse hasta el 29 de marzo y, en años anteriores, la carrera de Berrada quedó interrumpida cuando fue detenido preventivamente entre 2016 y 2019. Posteriormente recibió libertad provisional bajo supervisión policial, a pesar de lo cual otras jóvenes lo acusaron de violaciones entre 2021 y 2023. Se anticipa un nuevo proceso para abordar estas agresiones más recientes.

El caso ha generado un intenso debate sobre la seguridad en entornos digitales y la responsabilidad de plataformas de citas en la protección de usuarios. Expertos señalan que la utilización de sustancias para facilitar agresiones sexuales representa una grave vulneración de la autonomía de las víctimas y exige una revisión de protocolos de verificación y denuncia. En Francia, la jurisprudencia reciente ha subrayado la necesidad de respuestas contundentes ante redes de contactos que facilitan conductas criminales y han pedido medidas preventivas más estrictas para salvaguardar a personas jóvenes que buscan contacto y oportunidades profesionales a través de estas plataformas.

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