La desaparición que duró 21 años y el hallazgo en Navarra

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Las pistas iniciales

En 2009, una familia de Vizcaya denunció la desaparición de uno de sus miembros, a quien no habían visto desde 2003. Veintiún años después, la Guardia Civil localizó al hombre con vida y en buen estado de salud. Según lo que comentó el desaparecido a los agentes que lo hallaron, en 2007 fue acogido por una familia de feriantes, lo que lo llevó a viajar constantemente por el norte de España durante ese periodo.

La denuncia fue presentada por su exesposa, hijos y hermanos. Los investigadores empezaron a buscar a la persona en el último domicilio conocido por la familia y en las calles cercanas del barrio bilbaíno de Zorroza, donde residía, sin obtener resultados. Se intentó también localizarlo con una muestra de ADN de uno de sus hijos, pero eso no dio resultado. Tampoco constaba certificado de defunción en el registro civil ni empadronamiento en ningún ayuntamiento.

Las primeras señales

Sin embargo, los investigadores lograron localizar una cuenta corriente activa en una sucursal bancaria en Caparroso, Navarra, donde se seguía abonando la pensión de la persona desaparecida. Se comprobó que el dinero se retiraba en efectivo en dos ocasiones al inicio de cada mes.

Posteriormente, las autoridades se desplazaron a Navarra y, el 19 de marzo pasado, encontraron al desaparecido en perfecto estado de salud. Se le informó de la denuncia de desaparición y se le preguntó si deseaba compartir datos de contacto o ubicación con sus familiares. El hombre afirmó que reside con una familia de feriantes y que viaja de feria en feria desde 2007. Aunque no tiene teléfono, indicaron que pueden contactarlo a través de un conviviente o, si fuese necesario, visitarlo en persona.

El hallazgo permitió aclarar su paradero y confirmar que se mantiene bien, sin perder la estabilidad emocional a pesar de los años lejos de su entorno original. La investigación continúa para entender con precisión las circunstancias que llevaron a aquella separación y para asegurar que se mantenga el contacto con la familia de origen. Las autoridades reiteraron su compromiso de facilitar cualquier información adicional que contribuya a esclarecer el caso y a restablecer los lazos familiares cuando la persona así lo desee.

La historia resalta la complejidad de los casos de desaparición extendida en el tiempo y la importancia de cruzar datos financieros, administrativos y personales para reconstruir itinerarios de vida que, durante años, quedaron ocultos. En este sentido, la cooperación entre diferentes actores institucionales y las pruebas obtenidas a lo largo de la pesquisa resultaron decisivas para localizar a la persona y verificar su estado de salud, así como para entender mejor el contexto de su vida itinerante con la familia de feriantes. Aunque ya no hay señales de alerta en el expediente, las autoridades continúan monitoreando la situación para garantizar la seguridad y el bienestar del desaparecido, y para apoyar a sus familiares en este proceso de reencuentro y reevaluación de la historia compartida.

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