Francia y Alemania impulsan una Europa más fuerte en defensa y economía

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Tanto Francia como Alemania, aliados incondicionales de Israel, han dejado claro al gobierno de Binyamin Netanjahu que no hay dobles raseros cuando se trata de respetar el derecho internacional. Pero condicionan un posible reconocimiento del estado de Palestina a condiciones de seguridad para Israel que sean claras y verificables, con una ruta de implementación definida y un marco de convivencia que reduzca las tensiones regionales.

El gobierno israelí debe respetar el derecho internacional y facilitar la llegada de ayuda humanitaria suficiente a Gaza, afirmó el canciller Olaf Scholz. El ministro alemán citó un objetivo de cinco a seis cientos camiones diarios para la ayuda humanitaria. Francia, por su parte, dejó abierta la posibilidad de reconocer a Palestina, pero subrayó que ese reconocimiento debe ocurrir en un momento oportuno, no en medio de emociones pasajeras, según lo sostuvo el presidente Emmanuel Macron durante una comparecencia conjunta con Scholz.

Macron añadió que Francia apoya la resolución impulsada por Argelia para que la ONU atienda las necesidades humanitarias de Gaza, y que el reconocimiento a Palestina debe considerar la realidad sobre el terreno. Scholz, líder de un país históricamente prudente respecto a Israel, ha ido ajustando con cautela su postura ante las advertencias de las instituciones europeas e internacionales, ya sean de La Haya o de la ONU, ante el comportamiento del ejército israelí.

En el marco de la cumbre franco alemana celebrada en el castillo de Meseberg, España, Noruega e Irlanda contemplaron la posibilidad de reconocer a Palestina. Aunque es público que existen diferencias entre ambos líderes en lo personal y en lo político, tanto Macron como Scholz buscaron demostrar una alianza armoniosa. Francia y Alemania, incluso en momentos de baja popularidad, trabajan para reactivar un eje europeo sólido en sus encuentros bilaterales, y Meseberg fue nuevamente el escenario de ese impulso.

Zelenski y el 80 aniversario del Día D

La mayor coincidencia entre Scholz y Macron se centró en Ucrania. Macron defendió el derecho de Ucrania a emplear armamento occidental para neutralizar posiciones rusas desde las que se lanzan misiles hacia el territorio ucraniano. Scholz destacó las nuevas aportaciones prometidas a Kiev por España, Portugal y Bélgica, entre otros, mientras que Macron anunció la participación del presidente Volodímir Zelenski en el 80 aniversario del desembarco aliado en Normandía, programado para el próximo seis de junio.

La comparecencia ante la prensa tuvo lugar mientras sus ministros trabajaban en una declaración final que debía definir la política europea de defensa. Macron y Scholz ya habían anticipado en un artículo conjunto publicado en Financial Times su compromiso con una reforma de la Unión Europea y con el impulso de tecnologías clave como la digitalización, la inteligencia artificial, la telefonía móvil, el sector químico y la industria espacial. El objetivo es alcanzar la neutralidad climática y reducir las trabas burocráticas que frenan el crecimiento económico europeo.

Scholz adoptó el lema que ha marcado los discursos de Macron en París y en Berlín: Europa debe afrontar sus desafíos para evitar quedarse atrás. Macron, por su parte, insistió en su conocida idea de una era de cambios, times de cambio, como señal para modernizar todo aquello que Alemania debe renovar, desde su aparato militar hasta la digitalización. Ambos buscaban demostrar que la cooperación entre las dos naciones es capaz de sostener un proyecto europeo ambicioso a pesar de las tensiones internas y de crecimiento de la competencia global.

Cómo reforzar el presupuesto y la competitividad de la UE

El mensaje de Macron fue claro: el mercado interior europeo debe ser más competitivo frente a China y Estados Unidos. Por ello, pidió duplicar el presupuesto de la Unión Europea para acelerar la inversión. Si no se invierte más, advirtió, Europa quedará rezagada. Fuera de su artículo para Financial Times, las diferencias comenzaron a aflorar en el terreno de lo práctico, cuando se habló de defensa europea propia y suficiente. Macron ve posible asumir deudas en caso de necesidad para impulsar estas inversiones, algo que en Alemania sigue siendo un tema sensible y que podría enfrentar la resistencia de sus socios liberales. Scholz prefiere hablar de movilizar recursos privados como sustituto de una deuda adicional, mientras Macron sostiene que no hay tabúes para Francia cuando se trata de un esfuerzo colectivo.

En ese marco se discute cómo hacer más eficiente el gasto público para mejorar la competitividad. La idea es modernizar infraestructuras, acelerar la digitalización de servicios y promover sectores estratégicos que den identidad tecnológica europea. La conversación también aborda la necesidad de simplificar procesos y reducir la burocracia que entorpece el crecimiento y la innovación en el continente.

La cumbre también exploró la posibilidad de avanzar en una visión compartida de defensa y seguridad que fortalezca la autonomía estratégica de la Unión. Las discusiones apuntaron a una mayor coordinación entre los países miembros y a la identificación de recursos para financiar proyectos comunes que no dependan exclusivamente de la financiación interna de cada nación. En consecuencia, la unión occidental deberá consolidar alianzas y reducir las tensiones internas para sostener un proyecto de seguridad compartido, capaz de responder a escenarios geopolíticos cambiantes.

En la recta final, Macron y Scholz consolidaron su intención de impulsar una Europa más audaz en defensa, tecnología y economía. Aunque persisten diferencias, la cooperación entre Francia y Alemania se mantiene como la columna vertebral de la política europea, y su liderazgo conjunto intenta empujar a la UE hacia una mayor resiliencia frente a los desafíos de un mundo en cambio constante.

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