La frase Europa es mi hogar, con la que Ursula von der Leyen confirmó este lunes su candidatura a la leadership de la CDU para las próximas elecciones europeas y, en definitiva, su intención de buscar un segundo mandato como presidenta de la Comisión Europea, resultó casi una consecuencia natural. No sorprendió tampoco la designación formal de su partido, la Unión CristianoDemócrata (CDU), una decisión que venía adelantándose desde varios frentes, tanto en Alemania como en Bruselas. Von der Leyen hizo saber, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, que si logra un segundo mandato propondrá la creación de un comisario europeo de Defensa.
Todo estaba preparado para su confirmación y parece improbable que no alcance su meta. Cuenta con el respaldo no solo de la CDU, sino también de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), y se da por hecho que contará con la aprobación cerrada del Partido Popular Europeo (PPE) en su congreso de marzo. Las encuestas también apuntan a que los conservadores liderarán las elecciones europeas de junio siguientes.
Nadie duda de la agenda marcada por Von der Leyen. Su candidatura aportaría un impulso a nivel nacional para la coalición CDU/CSU, la primera fuerza en intención de voto a nivel nacional. Se sitúan cerca del 30 por ciento de los votos, por encima de más de diez puntos de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y con una ventaja de hasta 15 puntos sobre el Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz. A diferencia de otros componentes del PPE europeo, el bloque conservador alemán mantiene la línea de Merkel de evitar cualquier cooperación con la ultraderecha.
Más inversión en seguridad
La llamada de Von der Leyen a dotar a la Comisión Europea de un comisario de Defensa encaja con el consenso surgido en la MSC de Múnich: Europa debe invertir más en seguridad y asumir las riendas, en lugar de depender por completo de Estados Unidos, y mantener o incrementar el apoyo a Ucrania. El debate sobre el rearme europeo no es nuevo. Sin embargo, la propuesta dejó resonando en la memoria las palabras del alto representante de la Política Exterior, Josep Borrell, quien señaló que el bloque tiene los instrumentos necesarios para tomarse en serio la Defensa. Este choque no es nuevo entre Von der Leyen y Borrell, que ya discutieron públicamente sobre Israel durante la crisis en Gaza. El énfasis de Alemania en una posición de solidaridad incondicional hacia Israel contrasta con la postura de Borrell.
Von der Leyen cuenta con la cohesión de la familia conservadora, aunque sus primeros pasos en el cargo estuvieron marcados por tropiezos. En 2019 se postuló para la presidencia de la Comisión como segunda opción, tras la retirada de Manfred Weber, cuyo perfil resultaba demasiado conservador incluso para Merkel y para el presidente francés Emmanuel Macron. Von der Leyen derrotó a Weber y asumió la jefatura de una macroestructura con decenas de miles de empleados, enfrentando la tarea de buscar consensos al estilo de Merkel.
Cuestionada en Defensa
Durante su primer mandato mostró señales de fragilidad. Nacida en Bruselas en 1958, hija de un político conservador y madre de siete hijos, Von der Leyen siempre estuvo en la mira para suceder a Merkel. Su paso por los ministerios de Familia y luego de Defensa quedó marcado por críticas, y durante mucho tiempo pareció que su candidatura a la presidencia de la Comisión era un regalo que no acababa de consolidarse. Sus gestiones en Defensa estuvieron rodeadas de controversias por contratos con asesores y otros temas que pusieron en tela de juicio su gestión. Aun así, logró mantener la trayectoria que llevó al bloqueo de Weber como estrategia de salvación.
En la primera fase de su gestión como presidenta de la Comisión Europea, la respuesta europea ante la pandemia fue objeto de críticas. La Unión reaccionó con demora ante la compra y distribución de vacunas. Con el tiempo, sin embargo, la Comisión logró corregir el rumbo. Su segunda gran crisis, la invasión de Ucrania, fue enfrentada con una respuesta unificada: solidaridad, ayuda humanitaria y suministro de armamento a Kiev. El apoyo al presidente Volodímir Zelenski ha redimido errores anteriores. Cuando se dice que Europa es su hogar político, no solo se refiere a su lugar de nacimiento, Bruselas, sino a su capacidad para moverse con fluidez entre idiomas dominantes en la unión. Habla alemán, inglés y francés con soltura, y también se desenvuelve en español.
La trayectoria de Von der Leyen muestra una líder que, pese a protagonizar críticas iniciales, logró sostener un rumbo que la consolidó en la carrera por un mando europeo decisivo. Su visión de un bloque que sabe defenderse y que no depende de aliados externos para cosas tan cruciales como la seguridad es, para muchos, un marco que podría definir el futuro de la política europea en la próxima década. Las elecciones se acercan y el peso de su candidatura se percibe como un elemento que podría refrendar un nuevo periodo para la Comisión Europea, en el que la defensa y la seguridad ocupan un lugar central en la agenda continental. Este enfoque se mantiene como un eje que orienta el debate político y las alianzas dentro de la familia conservadora europea. En cada intervención, la prioridad parece ser demostrar que la Unión está lista para asumir un papel más activo en la defensa y la seguridad de sus estados miembros, consolidando una visión de Europa que mezcla responsabilidad, solidaridad y capacidad de acción concreta en el terreno estratégico. Este conjunto de ideas y decisiones dibuja una trayectoria que, para muchos observadores, podría traducirse en una continuidad institucional que favorece la cohesión y la estabilidad en el espacio europeo. Entre las fuentes y análisis citados, se observa una convergencia de criterios sobre el rumbo que debe tomar la política de seguridad de la Unión, una convergencia que, según algunos analistas, podría verse reflejada en el resultado de las próximas elecciones y en la configuración del propio PPE dentro del Parlamento Europeo. Citado en informes y discusiones de la MSC, el debate refleja un consenso fragmentado pero real sobre la necesidad de una Europa más autónoma en defensa, sin perder de vista la cooperación transatlántica que ha marcado la historia reciente de la región. Fuente citada: informes de la Conferencia de Seguridad de Múnich y análisis de los responsables políticos de la Unión.