Asaja Alicante denuncia que el cierre de la campaña de limón fino concluye como la caída más marcada en rentabilidad y que las perspectivas para el verano no serán mejores. La entidad apunta a una situación desleal que afecta directamente al productor a lo largo de la cadena de valor del limón, pues los precios al consumidor se mantienen estables en las estanterías de los supermercados. Este hecho, según Asaja, evidencia diferencias en el poder de negociación entre distintos operadores.
El presidente de Asaja Alicante, José Vicente Andreu, señala que los citricultores de la Vega Baja, tras haber afrontado todo el costo de sacar adelante la producción anual, deben además cubrir los gastos de cortar los limones que no se vendieron o que quedan para que la industria se los lleve para evitar que se estropeen en los bancales, pagando por ello sin obtener ingresos.
En la cifra de exportaciones, se observa un ligero incremento en kilogramos, alrededor de un 3% respecto a la campaña anterior. Sin embargo, el agricultor recibe un 48,5% menos por la fruta de primera y se ve obligado a dejar en el huerto los frutos de segunda, o a pagar 12 céntimos para que la industria se los lleve. “Para Asaja Alicante, alguien obtiene grandes beneficios a costa del citricultor, y no son los supermercados”, afirma Andreu, quien también cultiva limones, naranjas y mandarinas y ha tenido que abandonar parte de sus hectáreas por falta de rentabilidad. “¿Dónde está el diferencial del 42,5% que se dejó de cobrar de un año a otro?”.
La explicación, según la organización, es la de una crisis provocada por el propio sector del limón: “varios eslabones de la cadena se han aprovechado a expensas de la ruina de miles de agricultores alicantinos, sin recordar una situación tan adversa para este cultivo”, insisten. Andreu sostiene que es clave reforzar el papel de la Interprofesional y que las decisiones se tomen desde el inicio de la campaña para lograr un equilibrio entre producción, comercio y exportación.
Plan de choque
Con todo ello, Asaja Alicante ha presentado un plan de acción con medidas concretas para mitigar los efectos de la crisis en los agricultores. Se solicita a la Conselleria de Agricultura que lo implemente, y que también analice las causas que distorsionan la cadena de valor del limón para proponer soluciones tangibles que eviten el abandono masivo de este cultivo.
“La Administración regional debe responder de forma contundente, pues está en juego un cultivo que representa la mitad de la renta agraria de Alicante y funciona como motor económico para toda la Comunidad Valenciana”. Frente a una crisis tan profunda, con miles de productores que abandonan, la Conselleria debe demostrar su interés real por esta provincia.
El plan propuesto por la entidad agraria incluye acciones como:
Ayudas directas a los productores mediante un Decreto Ley específico para cubrir pérdidas por adversidades climáticas no cubiertas por el seguro agrario, compensando costes de producción no recuperados y limitando pérdidas, similar a las medidas aplicadas en otros cultivos frente a sequía o conflictos geopolíticos.
Medidas para asegurar el cumplimiento de la Ley de Cadena Alimentaria. La Conselleria debe realizar inspecciones y, cuando corresponda, imponer sanciones a los operadores que adopten prácticas abusivas.
Financiación ADHOC. Líneas de préstamos bonificados para productores a través del Instituto Valenciano de Finanzas y la Generalitat, con interés cercano a cero y apoyo parcial al crédito.
Ayudas fiscales: reducción de módulos y cero para el IRPF 2024, conjuntamente con la condonación de la Seguridad Social durante 12 meses.
Ayudas de minimis de la UE para todos los productores de limón afectados por factores de mercado derivados de conflictos geopolíticos.
Además, la asociación considera que las OPFH pueden servir como vía para que el agricultor independiente gane fortaleza en la defensa de sus intereses. Una OPFH es una entidad con personalidad jurídica dedicada a la comercialización de frutas y hortalizas de sus miembros. Esta figura podría ser muy útil en momentos como este, cuando los citricultores se sienten más vulnerables que nunca.