Un adolescente ruso enfrenta restricciones para acceder libremente a Instagram o TikTok. En esos momentos de ocio, mirar la última serie en plataformas de streaming como Netflix no es sencillo. Si se busca una versión alternativa a la narrativa oficial, cada vez resulta más difícil, ya que medios que operan en distintos idiomas, como la BBC o Deutsche Welle, pueden estar inaccesibles desde el país euroasiático. Aunque la mayor parte de los bloqueos responde a intentos de las autoridades rusas para limitar el acceso a información sensible, también hay compañías que decidieron suspender sus servicios en el mercado ruso desde el inicio de la ofensiva en Ucrania. En total, más de 100.000 sitios web han sido bloqueados en Rusia desde el 24 de febrero de 2022.
El consultor y analista francés Denys Kolesnyk comenta a EL PERIÓDICO, del mismo grupo editorial, que Moscú busca desarrollar su propia red para facilitar un mayor control de la información. En los últimos seis meses, Roskomnadzor, el organismo federal de supervisión de telecomunicaciones, ha bloqueado un 85% más de contenidos que antes. Según este experto, al controlar el flujo informativo, el Kremlin obtiene herramientas para distribuir propaganda y moldear la opinión pública en países donde el ruso aún tiene presencia en internet. Este fenómeno podría afectar a exrepúblicas soviéticas como Kazajistán y Uzbekistán en Asia Central, Bielorrusia y Ucrania en Europa Oriental, y Armenia y Georgia en el Cáucaso Sur. Aunque se habla desde hace años de una “runet” aislada del resto del mundo, Kolesnyk sostiene que, por ahora, es incierto que exista una solución técnica plenamente desarrollada.
La defensa más destacada para sortear las crecientes restricciones es una VPN. Navegar por la red desde Rusia sin este servicio es como atravesar un desierto digital si se busca una amplia libertad de elección. La VPN permite evadir las restricciones del país conectando el equipo a un servidor en otro país, haciendo que parezca estar allí y afectando así al acceso a ciertas páginas y a otros aspectos de la configuración. No obstante, este tipo de herramientas también ha sufrido limitaciones. Desde Rusia es cada vez más difícil descargar estas aplicaciones, y algunas webs de proveedores populares pueden resultar inaccesibles sin otra VPN. Muchos usuarios se quedan así con un obstáculo adicional para disfrutar de una internet más libre.
El modelo chino de control de la información se ha convertido en un referente. China mantiene su gran cortafuegos para bloquear el acceso de sus ciudadanos a portales y servicios con sede en el extranjero, incluyendo grandes redes sociales y sitios de alcance mundial como YouTube. En el marco de esa estrategia, WeChat emerge como una pieza central, integrando mensajería, pagos, videojuegos y mucho más. Medios como Radio Free Europe señalan que Rusia podría estar explorando un servicio semejante, una superaplicación propia. Esta idea encaja con las tendencias de mayor centralización del ciberespacio que se observan en la región.
Kolesnyk recuerda que ya existe una aplicación que reúne varios servicios, Yandex, conocida como el “Google ruso”. Esta firma ofrece desde búsquedas hasta pedidos de comida y opciones de movilidad. Su relación con el Gobierno ruso no es fluida, en parte por la negativa de compartir información de usuarios con servicios secretos, lo que llevó a una multa en 2023. El analista señala que no hay detalles concretos de una app similar a WeChat en Rusia, pero es muy posible que movimientos así respondan a las ambiciones del estado en este ámbito. De existir, facilitaría un control más directo de la actividad en línea y un acceso limitado a contenidos considerados problemáticos.