Irán celebra este viernes unas elecciones al Parlamento dominadas por conservadores y marcadas por un descontento popular que podría reflejarse en una participación baja. Se trata de los primeros comicios desde las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini en 2022.
Alrededor de 60.000 recintos electorales abrieron a las 08:00 hora local y permanecerán abiertos hasta las 18:00, para los 61 millones de iraníes llamados a votar.
El líder supremo, Ali Jamenei, depositó su voto en un acto televisado y pidió a la población que participe para medir el respaldo y dejar en claro su posición frente a posibles presiones externas. “Hagan felices a nuestros amigos y decepcionen a nuestros enemigos. Por favor, voten”, señaló el religioso.
En contraposición, centenares de activistas, políticos, estudiantes y docentes llaman a la abstención. Entre ellos figura la premio Nobel de la Paz, Narges Mohammadi, quien describe el boicot como una obligación moral para quienes aman la libertad y buscan la justicia.
Descontento
Las encuestas sitúan la participación entre un 30% y un 41%, en comparación con las legislativas de 2020, cuando votó el 42%, cifra histórica que el régimen utiliza para justificar su legitimidad y apoyo popular.
Así, estas elecciones miden el descontento general con la República Islámica tras la represión policial durante las protestas desatadas por la muerte de Amini, luego de ser detenida por no llevar correctamente el velo. En esas jornadas, se reportaron más de 500 manifestantes fallecidos y ocho personas ahorcadas.
A todo ello se suman problemas económicos y la descalificación de candidatos reformistas por el Consejo de Guardianes, que supervisa las leyes aprobadas en el parlamento y la elegibilidad de los aspirantes. Entre los 15.200 candidatos, 1.713 mujeres, apenas hay políticos reformistas, que han llamado al boicot.
También se vota a 88 clérigos de la Asamblea de Expertos, un cuerpo que se elige cada ocho años y podría desempeñar un papel decisivo en este mandato, dada la edad avanzada de Jameneí, quien tiene 84 años.
Los medios estatales mostraron imágenes de largas filas y un aparente entusiasmo en los colegios electorales, difundidas a través de televisión, sitios web y redes sociales.
Entre las historias recogidas hubo parejas que acudieron a votar tras casarse en Saveh, un municipio cercano a Teherán, y un taxista en Gorgan afirmó haber convencido a 250 indecisos de votar. “Lo he hecho para demostrar mi apoyo a la República Islámica y frustrar a los enemigos. Nuestra participación demuestra al mundo que el sistema cuenta con respaldo público”, comentó Fatemeh, ama de casa de 52 años, en el centro de Teherán. En un colegio del centro, unas 10 personas esperaban para votar, una escena similar a la observada en otros centros consultados por la agencia de noticias.
Por su parte, Ali Reza, empleado de 56 años en una empresa gubernamental, ejerció su voto pero dejó clara una opinión distinta. “Voté contra mi voluntad. En las instituciones gubernamentales, se controla quién vota y quién no”, afirmó.
Protestas
Durante la jornada electoral, el artista Shervin Hajipour fue condenado a tres años y ocho meses de prisión por cargos de propaganda contra el sistema e incitación a disturbios, tras su canción Baraye, que se convirtió en himno de las protestas. El estribillo de la canción resume el lema de las protestas: Mujer, vida, libertad, un grito que resonó entre los iraníes durante meses y que dejó huella entre jóvenes y mujeres.
Antes de las elecciones, Maryam señaló que votar sería una complicidad con crímenes, palabras que resaltaron el rechazo hacia el régimen entre ciertos sectores de la población.