Durante casi un cuarto de siglo, exactamente 22 años, una mujer irlandesa tuvo que esperar para ver justicia, después de haber sido violada por su padrastro durante unas vacaciones en Mallorca. Tras una larga espera, el tribunal irlandés ha condenado al acusado por una doble violación: la primera ocurrió en un hotel de Mallorca y la segunda en el domicilio familiar, cuando la víctima apenas tenía 15 años.
La víctima, que ya es adulta, logró que, más de dos décadas después de los hechos, el tribunal reconociera su versión y declarara responsable al hombre que era la pareja de su madre, quien afirmó en su momento que mantenía una relación extramarital con la menor.
El acusado, identificado como Anthony B., tiene ahora 55 años y enfrenta una condena que se anunciará en los próximos días, con la posibilidad de pasar una larga temporada tras las rejas.
El diario irlandés Irish Mirror dio cuenta recientemente de esta historia impactante, iniciada durante unas vacaciones familiares en Calvià y que marcó de forma decisiva la juventud de la denunciante. La mujer ha vivido con un profundo dolor desde aquellos años, aun cuando su padrastro ya ha sido declarado culpable de la doble violación.
Precisamente, la familia irlandesa viajó a la isla para celebrar el 15º cumpleaños de la menor. La jornada comenzó con un baño en la piscina. Más tarde, la joven subió a la habitación acompañada de su padrastro. Él le propuso participar en un juego erótico de cartas, a lo que la menor se negó. Mientras ella se duchaba, él entró en el baño, retiró la cortina de la bañera y comenzó a manosearla, según relató la denunciante. Ella logró liberarse y salir, buscando refugio en el dormitorio. Pero el hombre la encontró de inmediato, la acostó en la cama, se desabrochó y la violó. En ese instante, la denunciante recordó haber pensado que quería morirse. Al ver que la joven lloraba, el agresor cesó momentáneamente y se disculpó, afirmando sentir mucho lo ocurrido.
Sin embargo, ese arrepentimiento fue de corta duración. Al salir de la casa para cenar con el resto de la familia, el hombre se comportó como si nada hubiera pasado. Semanas después, cuando la familia regresó a Irlanda, volvió a repetirse la agresión sexual contra la hijastra.
La denunciante detalló ante el tribunal la tortura mental a la que ha estado sometida desde entonces. Explicó que recuerda con claridad los hechos y que Le persiguen pesadillas; además, afirmó que aquello la llevó a renunciar a tener hijos y a formar una familia.
En aquel momento, la mujer expresó que llegó a sentir un gran afecto por su padrastro, llegando incluso a imaginar que un día entraría a la iglesia de su mano para casarse.
Se acerca el cierre de este capítulo judicial, en el que una víctima que ha tardado décadas en ver reconocida su verdad podrá mirar al futuro con la esperanza de protección y justicia.