Todas las personas desean sentirse cómodas en su lugar de trabajo, y cuando eso no ocurre, las acciones de los empleados pueden generar descontento y provocar respuestas por parte de la dirección. En este contexto han surgido voces críticas que buscan defender los derechos de quienes ejercen su labor profesional y cuestionan prácticas laborales que perciben como inadecuadas. Estas voces, a veces denominadas vigilantes digitales, están interesadas en garantizar un trato justo y una comunicación transparente dentro de las organizaciones.
Últimamente, la crítica pública a través de redes sociales se ha convertido en una práctica habitual entre trabajadores que desean señalar irregularidades. Plataformas como Twitter, TikTok y X (anteriormente conocido como Twitter) se han convertido en megáfonos que exponen prácticas que algunos consideran ilegales o contrarias a la ética empresarial. Gracias a estas acciones, muchas empresas han tomado medidas para mejorar su funcionamiento, y varios responsables han dejado sus cargos como consecuencia del malestar de la plantilla. No obstante, estos mensajes en formato de videos o hilos pueden, en ocasiones, tener el efecto opuesto y llevar al despido de quien inicia un movimiento de protesta. En este escenario, surge la pregunta: ¿qué se puede decir y qué no se debe expresar?
¿Se puede criticar a la empresa en las redes sociales?
La respuesta depende. Es fundamental recordar que la libertad de expresión es un derecho, y las personas pueden expresar críticas a su empresa siempre que lo hagan de forma responsable y respetuosa. Un factor clave es la veracidad de la información compartida; las afirmaciones deben sustentarse en hechos y evitar lenguaje insultante, ofensivo o difamatorio. Este marco de conducta ayuda a mantener el diálogo dentro de límites razonables y protege la dignidad de todas las partes involucradas.
El límite de la crítica varía según el empleador, por lo que algunas organizaciones toleran más que otras las expresiones de descontento. Si las críticas se fundamentan en pruebas y se formulan con hechos objetivos, pueden enmarcarse como observaciones críticas sobre cuestiones laborales y el funcionamiento de la empresa, quedando amparadas por la libertad de expresión.
Este derecho no es absoluto y puede coexistir con otros derechos e intereses legítimos, como la honra, la intimidad y la imagen corporativa. En la práctica, los tribunales han reconocido el derecho de los trabajadores a expresar opiniones sobre su empresa cuando lo hacen con responsabilidad y sin recurrir a expresiones injuriosas o calumniosas. En el ámbito de las entidades públicas, la libertad de expresión puede estar sujeta a limitaciones para proteger el interés público.
La libertad de expresión es fundamental