El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, sostuvieron este martes una conversación telefónica, la primera desde su encuentro personal en noviembre en California. En la llamada, ambos subrayaron esfuerzos conjuntos para normalizar las relaciones en un contexto de tensiones persistentes y desafíos regionales y globales. Se buscó mostrar un camino hacia la estabilidad mediante un contacto directo entre las cancillerías y los canales de alto nivel.
La conversación fue descrita como “cándida y constructiva” por la Casa Blanca, y abordó áreas de cooperación y diferencias existentes. El comunicado oficial indicó que se mantiene la voluntad de mantener abiertos los canales de comunicación y de gestionar la relación de forma responsable a través de la diplomacia continua. Xi enfatizó que la prioridad es la estabilidad y que no se deben cruzar líneas que afecten esa estabilidad general de las relaciones, tal como reporta la televisión estatal china.
La llamada se dio apenas dos días antes de un viaje de la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, a China, seguido por una próxima visita del secretario de Estado, Antony Blinken, en las próximas semanas.
Rusia y Taiwán
Pese al esfuerzo por reducir tensiones, persisten diferencias entre las dos potencias. Biden expresó inquietudes sobre el apoyo de China a la base industrial de defensa de Rusia y su impacto en la seguridad europea y transatlántica. También reiteró su aviso sobre interferencia en las elecciones estadounidenses y posibles ciberataques a infraestructuras críticas, en un marco de vigilancia constante de Pekín.
En el ámbito de Taiwán, la conversación abordó una cuestión sensible. Biden reiteró la adhesión de Estados Unidos a la política de una sola China, pero dejó claro su rechazo a cualquier medio coercitivo para imponer la reunificación. Xi afirmó que Taiwán representa una “línea roja” que no debe cruzarse y subrayó su oposición a cualquier apoyo exterior que facilite movimientos separatistas taiwaneses.
La parte estadounidense mostró además preocupación por las actividades de Pekín en el mar del Sur de China. En el marco de la próxima cumbre en la Casa Blanca, Biden recibirá al presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. y al primer ministro japonés Fumio Kishida, en un encuentro donde la influencia regional de China será un tema central.
Desacuerdos y avances
Entre los puntos de fricción figuran prácticas comerciales y económicas chinas y derechos humanos, que ambas naciones abordan con reservas propias. Pekín ha advertido que las sanciones y las restricciones a comercio y tecnología elevan riesgos en lugar de mitigarlos, mientras Washington mantiene su posición en defensa de sus intereses estratégicos.
No obstante, ambos líderes celebraron avances en áreas de cooperación. Entre los temas de cooperación destacan la lucha contra el fentanilo, debates sobre inteligencia artificial, iniciativas para combatir el cambio climático y el restablecimiento de las comunicaciones entre los mandos militares de ambas potencias. Estas áreas muestran un terreno común que puede sostener un diálogo continuo y una gestión de diferencias más eficaz.
La conversación demostró que, más allá de las discrepancias, existe un marco de cooperación que permite a las partes abordar desafíos compartidos. En este contexto, la prioridad es preservar la estabilidad regional y global, evitando movimientos que incrementen la tensión y manteniendo la comunicación como herramienta central de la diplomacia entre dos grandes potencias.