La Policía Nacional ha detenido a un hombre de 34 años por provocar daños en 26 vehículos durante los últimos meses en el distrito madrileño de Usera-Villaverde, generando un perjuicio económico que se acerca a las 50.000 euros. Se trata del autor de varios actos vandálicos por los que el Ayuntamiento solicitó hace tres semanas la colaboración ciudadana para esclarecer estos destrozos.
Según fuentes policiales consultadas por este canal de investigación y sucesos, el arrestado es de nacionalidad española y ya tenía antecedentes por quemar contenedores. Sus actos incluían pintadas, la fractura de lunas y de limpiaparabrisas, e incluso llegó a calcinar dos turismos. Los agentes lo localizaron en la zona de los hechos tras desplegar un dispositivo especial de vigilancia.
Aparcados en la misma calle
La investigación policial se inició después de recibir varias denuncias por daños en vehículos localizados en la calle Cerecinos, en el distrito de Usera. Los agentes comprobaron que todos los incidentes presentaban rasgos comunes que indicaban una posible relación entre ellos, lo que apuntaría a un mismo autor o a varios en coordinación. Este vínculo se fortaleció a medida que se fue avanzando en las pesquisas y se consolidó la hipótesis de que las actuaciones formaban un patrón claro.
Todos los actos vandálicos ocurrían en la misma calle y en horario nocturno. Los daños se centraban principalmente en pintadas que recorrían la carrocería de los vehículos, la fractura de elementos exteriores y, en dos ocasiones, el incendio de dos coches. La constancia de estas características llevó a los investigadores a evaluar la posibilidad de que se tratara de una misma persona o de varios individuos que operaban de forma coordinada en ese tramo de la vía pública.
Insignias como trofeos
Tras activar un dispositivo especial de localización, el pasado día 6 de noviembre, un indicativo policial identificó en la zona a un individuo que coincidía con las características del presunto sospechoso. Los agentes comprobaban que ese mismo verano ya había sido detenido por quemar contenedores y que su historial no era ajeno a este tipo de conductas, lo que reforzaba la vinculación entre los hechos y el detenido actual.
En su automóvil, aparcado en las inmediaciones, la Policía localizó dos extintores, un bidón de gasolina vacío y objetos inflamables, además de insignias de otros vehículos que, según los agentes, podría haber extraído de los coches antes de vandalizarlos y conservarlas como trofeos. Esta evidencia apuntala la tesis de un comportamiento obsesivo por parte del sospechoso, que utilizaba esos objetos para cometer actos de daño y luego mostrarlos como presuntas conquistas.
Además, el detenido era vecino de la zona, lo que dificultaba su localización, pues se ocultaba rápidamente en su domicilio. También se ha confirmado por la Policía Nacional que solía vestir ropa oscura para pasar más inadvertido y evitar ser reconocido durante las intervenciones nocturnas. Estas conductas, junto con la ubicación y el patrón de las infracciones, sostienen la hipótesis de una actividad reiterada en un mismo entorno y horario.
Finalmente fue detenido como presunto responsable de 26 delitos de daños, y pasó a disposición judicial para las diligencias correspondientes, marcando un cierre provisional a una investigación que se prolongó durante semanas y que fue resultado de la colaboración entre la ciudadanía y las fuerzas de seguridad para restablecer la tranquilidad en la zona.