Análisis de la temporada estival y su impacto en la hostelería española

La temporada turística, cada vez más extensa, se estira desde junio hacia octubre y se observa una subida general de precios que ha llevado a muchas familias a recortar gastos. Este contexto se refleja en el sector de la hostelería, donde numerosos bares y restaurantes han cerrado el verano con resultados que se podrían clasificar como discretos. Según un informe publicado este miércoles por la Confederación de Hostelería de España, el 44,5% de los establecimientos ha registrado menos clientes, y el 57,7% ha visto reducirse la facturación en los dos meses tradicionalmente más fuertes frente al mismo periodo del año anterior.

La temporada estival, en síntesis, ha resultado más floja de lo previsto. La entidad, que agrupa a unos 300.000 locales, señala que solo un cuarto de los hosteleros considera que la campaña veraniega fue mejor que la de 2022, mientras que el 75% restante opina que fue peor o similar a la del año anterior. Los factores detrás de este comportamiento incluyen la desestacionalización, la subida de precios y un aumento de viajes al extranjero por parte de los residentes, lo que ha llevado a que el consumo local se vea reducido.

Si bien la llegada de turistas extranjeros ha supuesto un impulso positivo para el sector, la demanda nacional parece haber alcanzado un techo. El incremento general de precios ha llevado a que buena parte del gasto vacacional se destine a transporte y alojamiento, reduciendo el presupuesto disponible para bares, restaurantes y ocio nocturno. En consecuencia, parte del gasto familiar se desplaza también hacia la compra de alimentos para comer en casa. En la mitad de los establecimientos encuestados, la facturación se sitúa hasta un 10% por debajo del año anterior. Un 23% estima que ha sido igual, mientras que un 26,7% detecta un incremento de hasta el 10%.

Lluvias y olas de calor

Las condiciones climáticas han marcado también la temporada. En julio, algunas regiones experimentaron lluvia y frío, mientras que en agosto llegaron olas de calor intensas. Las áreas que peor lo han pasado han sido el norte peninsular, con la excepción de Galicia, y la zona centro. En contraste, las zonas de costa y playa de la fachada mediterránea registraron incluso un ligero crecimiento, de hasta un 5% respecto al verano anterior. Galicia y Canarias se suman a estas zonas con mejores resultados.

Aunque el crecimiento de turistas extranjeros ha sido un motor claro para la industria, la demanda nacional no ha seguido el mismo ritmo. Un 38,2% de los hosteleros reporta una disminución de viajeros internacionales en sus locales, y un 40,9% denuncia descensos entre los viajeros españoles. Esto contrasta con la cifra de junio, cuando la actividad de bares y restaurantes subió un 7,6% respecto a junio de 2023, impulsada por un repunte de negocio al inicio del verano.

Además, las plataformas de reserva online han ofrecido una lectura distinta de la temporada. TheFork ha registrado un aumento del ticket medio durante el verano, con una media cercana a los 27 euros por comida o cena. En conjunto, el volumen de reservas parece haber crecido, según estas mismas plataformas, incluso cuando la percepción global de la hostelería la sitúa por debajo del año anterior en muchos indicadores. Ciudades como Barcelona, Madrid y Mallorca han sido foco de crecimiento de reservas y gasto en este periodo, reflejando disparidades regionales que caracterizan el panorama estival de la hostelería española.

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