Conviene no engañarse: de ninguna manera aceptará la Rusia de Vladimir Putin la tregua que propone Kiev y que cuenta con el interesado respaldo de la Unión Europea.
El Kremlin tiene todavía muy viva la experiencia de los fallidos acuerdos de Minsk, negociados por rusos y ucranianos con el apoyo de Alemania y Francia y teme ser víctima de una treta similar ahora.
Acuerdos que, como terminaron reconociendo la canciller federal alemana Angela Merkel, y el presidente francés François Hollande, sólo fueron una hábil estratagema de Occidente para permitir a Kiev armarse mejor frente a la agresión rusa.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que prometió antes de llegar a la Casa Blanca que revolvería el conflicto ucraniano en veinticuatro horas se ha dado de bruces con la realidad, que es muy distinta de cómo él se había imaginado.
Hay muchos políticos a uno y otro lado del Atlántico- allí los neocons de ambos partidos, aquí la Comisión Europea y la inmensa mayoría de los gobiernos de la UE- que no se resignan a dar la guerra por perdida y quieren seguir desgastando a Rusia para que sirva además de aviso a China.
Las resistencias son sobre todo muy fuertes en Europa, donde se conmina a Washington a fijar un plazo a Moscú para que diga si acepta o no la tregua propuesta, y así se le trasladaron en Bruselas al secretario de Estado, Marco Rubio.
Pero Moscú no lanzó en vano la que sigue llamando «operación militar especial» para ahora, cuando está cada vez más cerca de conseguir los objetivos que se fijó en las regiones rusófonas del país vecino, dar tiempo a Ucrania a reponer fuerzas y seguir armándose con ayuda de los europeos
El todavía presidente ucraniano, Volodímir Zelenski- su mandato terminó hace ya más de un año sin que haya convocado hasta ahora nuevas elecciones- ya ha dicho que no se resignará a la pérdida definitiva a las regiones ilegalmente ocupadas por Rusia.
Pero Moscú no quiere un alto el fuego provisional, sino una resolución definitiva del conflicto que reconozca la nueva realidad sobre el terreno y tenga además en cuenta sus intereses de seguridad.
Esto lo saben perfectamente nuestros gobiernos, que utilizan, sin embargo, la propuesta de tregua para demostrar que Rusia no quiere en realidad la paz y justificar de ese modo el rearme acelerado del continente, que es de lo que se trata.
Creen al mismo tiempo los europeos que si resisten, podrán convencer a los neocons estadounidenses que rodean a Trump de que no tiene sentido negociar con Putin, sino que la única opción es continuar la guerra.
Mientras tanto, franceses y británicos siguen hablando de crear una coalición de voluntarios para cuando haya un hipotético acuerdo de paz aunque Moscú advierte de que en ningún caso aceptará la presencia en la Ucrania no ocupada tropas de los países de la OTAN, a los que considera enemigos.
Por su parte, el Gobierno de Donald Trump ya ha dicho, aunque ni en París ni en Londres parezcan escucharle, que no cuenten los europeos con la cobertura aérea de EEUU para el caso de que decidan enviar a Ucrania a esas supuestas «tropas de paz». Parece un diálogo de sordos.
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Source: Informacion

Dolores Johnson is a voice of reason at “Social Bites”. As an opinion writer, she provides her readers with insightful commentary on the most pressing issues of the day. With her well-informed perspectives and clear writing style, Dolores helps readers navigate the complex world of news and politics, providing a balanced and thoughtful view on the most important topics of the moment.