Lo más interesante de ‘La llegada del hijo’, codirigida por las argentinas Cecilia Atán y Valeria Privato, es la decisión de las cineastas, también autoras del guion, de moverse durante toda la película en el territorio del dilema, la ambivalencia, la confusión y el conflicto. En ‘La llegada del hijo’, Sofía (Maricel Álvarez), una mujer joven, tiene que volver a adaptarse a la presencia de su hijo (Ángelo Mutti Spinetta), un adolescente que ha pasado un tiempo en la cárcel. A partir de esa premisa, Atán y Privato ponen sobre la mesa asuntos como la maternidad, la culpa y el duelo. Pero lo hacen de una forma atípica y, por ello estimulante: se preguntan cómo respiran todas esas cosas cuando entra un elemento de disrupción radical que las complica (aún más) y desactiva las soluciones, los consejos y los consuelos habituales para afrontarlas o llevarlas lo mejor posible.
Y, aún más estimulante, en vez de buscar respuestas, se limitan a representar cómo actúa el ser humano ante esas situaciones para las que no hay explicación o remedio. Ahí es donde entran en juego la confusión, la ambivalencia y los estados alterados, materiales que las cineastas exploran desde la interpretación y el gesto, la puesta en escena y algunas fugas abstractas. Es una propuesta con desajustes, como algunos picos interpretativos excesivos y un uso insistente de los símbolos, pero su naturaleza arriesgada y atípica los compensan.
Source: Informacion

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