El pasado 20 de enero, las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley confirmaron su alianza con Donald Trump, el presidente que durante años las había menospreciado. Magnates como Mark Zuckerberg (Meta), Jeff Bezos (Amazon) o Sundar Pichai (Google), a quién se ha referido como “esta gente de internet“, hicieron acto de presencia en la inauguración del segundo mandato trumpista para mostrar al mundo que estaban dispuestos a trabajar con la nueva administración para proteger sus intereses.
La apuesta también fue económica. Meta, Google y Amazon donaron un millón de dólares al fondo para la investidura, un gesto de buena voluntad que también llevó a cabo a título personal Tim Cook, el director ejecutivo de Apple. “Todos me odiaban en mi primer mandato y ahora me están besando el culo”, celebró Trump poco después.
Sin embargo, la apuesta trumpista de algunos de los pesos pesados de Silicon Valley no solo no se está traduciendo en el trato de favor que esperaban, sino en una milmillonaria sangría de sus negocios. Unos números rojos que, como los de otras grandes empresas, responden a la incertidumbre económica desembocada por los aranceles de Trump. Solo en las primeras horas del anuncio, la batería de tasas impuesta por Washington arrastró a las Big Tech a pérdidas de más de 1,8 billones de dólares.
Amazon ha tendido la mano a Trump, anunciando nuevas inversiones y pagando 40 millones de dólares por un documental de Melania, la primera dama. Jeff Bezos, su fundador y presidente ejecutivo, ha bloqueado la inciativa que planeaba mostrar cómo los aranceles están aumentando los precios de los productos y en noviembre evitó que The Washington Post, también de su propiedad, explicitase su apoyo a Kamala Harris.
Aun así, los números del gigante logístico están en rojo. El valor de sus acciones se ha precipitado un 13,58% desde enero, mientras que la fortuna de Bezos lo ha hecho un 11,8%, un retroceso total de 28.100 millones. Además, Amazon se enfrenta a un importante juicio antimonopolio y la administración Trump no ha dado muestras de que vaya a frenar la agresividad de los reguladores.
Las maniobras de seducción de Google no han surtido efecto. El gigante se enfrenta a dos casos antimonopolio que pueden suponer el fin de su negocio actual: uno contra su dominio de las búsquedas en internet y otro contra su negocio de publicidad en línea. El Departamento de Justicia, en manos de Trump, ha exigido su desintegración y obligarla a vender su navegador Chrome para poner fin a lo que considera un monopolio ilegal.
Las acciones de Alphabet, matriz de Google, han caído un 18,21% desde principios de año. Sus cofundadores, Larry Page y Sergei Brin, han perdido 29.500 y 27.500 millones de dólares respectivamente, casi una cuarta parte de su fortuna.
Apple es una de las compañías más perjudicadas por Trump. En febrero, la firma de la manzana mordida anunció una inversión de 500 millones de dólares en EEUU, una victoria para el presidente. Aun así, los elevados aranceles impuestos a países como China o Vietnam, en los que concentra su cadena de producción, han golpeado duramente su negocio. Desde principios de año, el valor de Apple se ha desplomado un 19,29% en bolsa, unas pérdidas multimillonarias. Cook logró persuadir a Trump para que eximiera los móviles, ordenadores y chips de sus tarifas a Pekín, pero las demás pueden costarle a la compañía hasta 900 millones durante este trimestre.
Meta es la única de estas compañías que no está en números rojos, aunque por poco. Sus acciones se han revalorizado tan solo un 0,70%, si bien se desplomaron entre el 14 de febrero y el 21 de abril. La fortuna de Zuckerberg ha aumentado en 3.740 millones, un 1,8%.
El gigante de las redes sociales se reconcilió rápidamente con Trump eliminando las políticas de moderación de contenido extremo en Facebook e Instagram. No obstante, Meta se encuentra en medio de un juicio antimonopolio —iniciado durante el primer mandato trumpista— que puede obligarla a vender la aplicación de fotografía y WhatsApp, lo que supondría un cataclisma. Ni el giro de Zuckerberg ni el lobby de sus abogados han logrado que la Casa Blanca abandone el caso, pero si que salga en su defensa —y de Apple— contra los reguladores de la Unión Europea.
Caso a parte es el del magnate Elon Musk. El hombre más rico del planeta, al mando de Tesla, X y SpaceX, donó más de 290 millones de dólares a grupos que respaldaron la campaña de Trump y de otros políticos conservadores e instrumentalizó su red social, antes conocida como Twitter, para amplificar las consignas trumpistas. A cambio, el presidente le convirtió en su confidente y le asignó la tarea de purgar el Gobierno federal y despedir a miles de funcionarios públicos.
Al lado de Trump, Musk ha propulsado su influencia política. Sin embargo, es el empresario que ha sufrido las pérdidas económicas más dramáticas. Su patrimonio neto se ha desplomado 104.000 millones de dólares desde principios de 2025, según Bloomberg, un retroceso del 24% que se debe, en gran parte, al hundimiento bursátil de Tesla. Las acciones del fabricante de vehículos eléctricos han caído un 25,64% en lo que va de año. La sangría responde al rechazo a la amenaza de los aranceles y al aumento de la competencia de rivales chinos com BYD, pero también a que su alianza con Trump ha dañado la reputación de la marca en mercados como Europa o China e incluso ha desembocado en boicots.
Source: Informacion

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