El Museo de la Universidad de Alicante (MUA) cumple 25 años. Nació en 1999 y tuvo su sede, desde el principio, en un hermoso y laureado edificio creado por Alfredo Payá Benedito. La propuesta inicial fue la de convertirse en un museo de instrumentos musicales étnicos, pero finalmente la universidad se decantó por que estuviera dedicado a las artes contemporáneas. De hecho, los primeros años realizó un programa vanguardista dedicado a la creación actual que fue alabado por la crítica española. Pero, como veremos, hoy es más una sala polivalente que un museo propiamente dicho.
De ahí que, en este momento de elecciones a Rectorado en mi universidad, me haya decidido a hacer este artículo para el periódico INFORMACIÓN, con el ánimo constructivo de impulsar a ambos candidatos –Amparo Navarro y Enrique Herrero– a que piensen en el futuro del MUA y, una vez que haya salido elegido y tomado posesión uno de ellos y en el caso de que así lo considere, desarrolle profundos cambios a nivel conceptual y práctico de lo que debería ser el MUA.
En un balance de urgencia, objetivamente podría decirse que, en todos estos años, la universidad ha mantenido, con sensibilidad, incluso en los años de crisis del 2008, un presupuesto y un vicerrectorado dedicado a las actividades culturales, a veces en un abierto debate con un sector de la universidad que prefería que ese dinero fuera destinado exclusivamente a la investigación. Así, todos los vicerrectores han mantenido una dinámica actividad, han creado un equipo de profesionales altamente cualificados, han realizado un número considerable de exposiciones dedicadas a las Artes, al Patrimonio o a la Ciencia y han acumulado una colección permanente con importantes obras de artistas –obra gráfica de Eusebio Sempere; fotografías arquitectónicas de Julius Schulman; obras de papel de José Gutiérrez Solana, Joan Miró, Pablo R. Picasso, Amadeo Gabino, Eduardo Chillida, Manuel M. Mompó, Francisco Farreras, Salvador Victoria y Agustín Ibarrola; la colección donada por Arcadio Blasco; y la colección donada de Daniel Escolano….–.
En la página web del museo se indica: «Creado en 1999, el MUA se concibe como instrumento eficaz para proporcionar una formación integral al alumnado, mediante iniciativas que contribuyan a potenciar su sensibilidad y faciliten un conocimiento más reflexivo de nuestra condición, sociedad e historia. La principal misión que afronta el MUA es convertirse en un espacio de dinamización cultural, aprendizaje, encuentro y confrontación, que permita aproximar la innovación y experimentación propia de la esfera universitaria y del arte contemporáneo a toda la sociedad. En este sentido, el museo se constituye en socializador de conocimiento y vehículo de activación de la vida cultural de la comunidad».
No parece que nadie pueda estar en contra de este ideario, más allá de que la palabra «artes» aparece en la sexta línea y, por tanto, no al principio de todo, no ya como elemento fundamental, y que debería incorporar también, junto al alumnado y al conjunto de la sociedad, al profesorado y al personal de administración. Además, al lado del carácter educativo, no estaría de más también incorporar el aspecto lúdico que el arte proporciona. Por eso, no oculto que la propuesta de reactualización que hago a continuación pretende profundizar en estos objetivos y, sobre todo, que el museo inicie una nueva etapa, partiendo de la experiencia acumulada, sí, pero con amplias transformaciones para que realmente pueda cumplir la finalidad de lo que hoy conocemos como un museo y no tanto de sala polivalente de dinamización cultural, como la que hacen los salones de actos y otras infraestructuras culturales, y que es lo que está haciendo ahora el MUA. En sentido metafórico, se trataría de que el museo alcanzara la «mayoría de edad», a la que se referiría el filósofo I. Kant, es decir, que se convirtiera en un ente autónomo, con perfiles característicos dedicados al desarrollo integral de la ciudadanía de Alicante y dedicado, efectivamente, a las exposiciones artísticas, científicas y de patrimonio, pero también a ser un polo de difusión, de innovación y de investigación de estos campos, así como de conservación y ampliación del patrimonio –artístico y científico– con carácter público de la sociedad de Alicante. En este sentido, a continuación propongo toda una serie de medidas concretas que vayan encaminadas en esta dirección y que sirvan de estímulo para un posible debate universitario.
Ante todo, con carácter prioritario, deberían emprenderse obras de urgencia en la Sala el CUB del MUA, a fin de restaurar, por ejemplo las paredes expositivas, rotas en su parte inferior, y de dotarla de características propias de una sala de exposiciones –fragmentación de espacios, iluminación, altura.…–. También es una cuestión imprescindible que la pátina de agua que rodea al edificio sea restaurada, pues forma parte intrínseca del diseño del arquitecto y de la belleza y singularidad del edificio, buscando formas más económicas y de última generación tecnológica en su mantenimiento futuro.
También sería fundamental que el Museo fuera trasladado, desde su sede actual en el campus, a un edificio singular de la ciudad de Alicante, mediante negociación con alguna de las instituciones públicas: Ayuntamiento, Diputación o Generalitat. En Alicante ya contamos con dos estupendas sedes universitarias, muy bien dirigidas y con un personal especializado, lo que repercutiría enormemente en el número de asistentes y, por consiguiente, en la proyección social del MUA en el conjunto de la sociedad. Con esta medida, además, el rendimiento social y cultural de las inversiones económicas se multiplicaría.
Ello debería acompañarse del nombramiento de una dirección especializada del museo con conocimiento del mundo de las artes –ahora no existe–, de un programa y de un presupuesto, caracteres esenciales de una institución de estas características. Además, en el programa de exhibiciones, fundamentado, planificado y sistematizado, deberían esclarecerse, al menos, tres áreas artísticas prioritarias: apoyo a artistas contemporáneos de Alicante, Valencia y España; impulso a artistas jóvenes; y desarrollo de creaciones vinculadas a las nuevas tecnologías; estas áreas deberían contar, si fuera posible, con salas específicas dedicadas a ellas. Igualmente, las exposiciones referidas a la Ciencia y al Patrimonio deberían contar, si ello fuera posible, con espacios diferenciados de los artísticos. Muy oportuno podría ser establecer un concurso de propuestas de exposiciones abierto a las y los comisarios profesionales de la provincia y al profesorado de la universidad capacitado para desarrollar propuestas artísticas, científicas o de patrimonio. En este sentido, debería establecerse una remuneración justa a los mismos.
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Por otro lado, el MUA debería incentivar las donaciones de obras históricas y artísticas, estableciendo los criterios profesionales de selección, y dedicar un lugar específico para tal fin –tal vez, en la zona del Parque Científico–, esto es, para el depósito y mantenimiento de dichas obras. Al respecto, sería muy útil establecer un convenio de colaboración con la Generalitat Valenciana, de cara a la restauración de las obras depositadas y propiedad del MUA. El MUA debería ser el centro de coordinación y desarrollo de exposiciones locales en el conjunto de las Sedes Universitarias y de Casas de Cultura establecidas por todo el territorio provincial. La dirección especializada y los técnicos de arte con los que cuenta así lo aconsejan. Finalmente, el MUA debería también impulsar un comité de expertos y expertas de la Universidad –arquitectos, antropólogos, historiadores, historiadores del arte, sociólogos, de la comunicación…– para establecer los criterios de ubicación de las obras artísticas en el campus o en los aularios, con el fin de que los espacios, el paisaje y las obras establecieran un diálogo enriquecedor. Sinceramente, me ha parecido conveniente dar mi opinión sobre el futuro del MUA, como sociólogo de la Cultura y de las Artes que formo parte de la casa y en un contexto de elecciones a Rector/a para 6 años. Mi finalidad no es otra que estimular a los dos candidatos a que incorporen una propuesta de futuro del MUA en sus programas electorales. De hecho, creo que todos estamos de acuerdo en que las Sedes Universitarias y el MUA constituyen importantes símbolos que confieren identidad a nuestra universidad, que proyectan su deseo de estar y de ser sociedad, su aspiración a innovar y, por consiguiente, a crear entre todos la sociedad del futuro. n
Source: Informacion

Brandon Hall is an author at “Social Bites”. He is a cultural aficionado who writes about the latest news and developments in the world of art, literature, music, and more. With a passion for the arts and a deep understanding of cultural trends, Brandon provides engaging and thought-provoking articles that keep his readers informed and up-to-date on the latest happenings in the cultural world.