Un trabajador español de hoy faena más horas a lo largo de todo el año que un campesino de la edad media, pero menos que un obrero industrial del siglo XIX. Lo más habitual sigue siendo laburar de lunes a viernes, si bien cada vez es más frecuente que los sábados y domingos sean días laborales para más de uno. De la pandemia no todo el mundo salió mejor, pero sí la experiencia del confinamiento logró romper la barrera del teletrabajo, que hoy está consolidada, pero solo para algunos.
La jornada laboral será una de las banderas que los sindicatos izarán durante este Primero de Mayo. Y es que las centrales buscan apretar para dar alas al proyecto de ley que prevé aprobar el Gobierno este próximo martes y que pretende reducir el tiempo de trabajo máximo a las 37,5 horas semanales. Una norma que puede afectar a más de 11 millones de asalariados en toda España y que llegará al Congreso sin los apoyos suficientes para prosperar. Si lo hace o no puede marcar el rumbo de la legislatura.
Un campesino de la Edad Media trabajaba a lo largo del año no más de 1.500 horas, según los cálculos recogidos por la economista estadounidense Juliet B. Schor en su obra The Overworked American, publicada en 1992. La jornada laboral de aquellos tiempos no es comparable con la actual, ni por dureza ni condiciones, así como tampoco por distribución.
Un campesino medieval podía trabajar entre 12 y 16 horas diarias en las épocas de mayor faena, marcadas estas por la climatología y el calendario de las cosechas, para luego alternar con largos periodos de cuasi inactividad. De esa suma salen esas 1.500 horas anuales, un número sustancialmente menor a las 1.749 horas anuales que trabajan, de media, los asalariados españoles hoy en día cubiertos por un convenio colectivo.
Ese payés del Medievo laburaba prácticamente la mitad de las horas que laburaba un obrero industrial del siglo XIX. La transición del campo a la fábrica supuso para los trabajadores consolidar todo el año esas jornadas de mínimo 12 horas diarias, seis días a la semana. Una jornada laboral que fue disminuyendo hasta los estándares actuales a base de huelgas, tecnificación y reformas legislativas.
Como hitos, España se convirtió en 1919, después de 44 días de la huelga de la Canadenca, en uno de los primeros países en establecer por ley la jornada ordinaria de ocho horas diarias, seis días a la semana. 48 horas semanales que perduraron hasta que Felipe González, en 1983, redujo la jornada a las actuales 40 horas.
La jornada laboral máxima hoy en día en España se computa anualmente. Si bien popularmente se conoce la referencia de las 40 horas semanales, legalmente el tope al año son 1.826 horas. La mayoría de los españoles, no obstante, trabajan algo menos. La jornada laboral media pactada por convenio es de 1.749 horas, es decir, unas 38,3 horas semanales.
No obstante, no todos los asalariados trabajan a tiempo completo, si bien es lo habitual. Según los últimos datos de la encuesta de población activa (EPA), el 85% de los asalariados trabaja a tiempo completo y el 15% restante lo hace a tiempo parcial.
No es lo mismo trabajar en el sector privado, que en el público, si bien de media faenan prácticamente el mismo número de horas a la semana (36,2 horas, los primeros; 36,2 horas, los segundos). Dónde sí hay una diferencia significativa es entre autónomos y asalariados y es que los auto ocupados laburan, de media, unas 43,7 horas semanales.
El Gobierno aspira a convertir España en el tercer país de la UE con una jornada laboral de menos de 40 horas por ley. Actualmente, solo hay dos países donde su legislación contempla una jornada laboral máxima de menos de 40 horas: Francia (35 horas) y Bélgica (38 horas).
Que no exista una ley no implica que se trabajen, necesariamente, más horas. En Italia, por ejemplo, el límite son 40 horas y los convenios sitúan la jornada media en 38 horas, caso casi idéntico ahora mismo a España. Luego hay estados que no tienen una jornada máxima, como Alemania o Dinamarca, pero que trabajan menos de 40 horas, 38,2 y 37 horas, respectivamente.
De lunes a viernes y de nueve de la mañana a cinco de la tarde puede ser la rutina de algunos, pero no la de todo el mundo. Alrededor del 11% de los ocupados españoles trabaja de manera ocasional o frecuente por las noches.
Los fines de semana también es una franja cada vez más habitual para una parte de los trabajadores, especialmente los domingos. El 17% de los trabajadores faena dos o más domingos al mes; cuando antes de la burbuja inmobiliaria era un 13%. Por el contrario, trabajar a turnos es una tendencia creciente y actualmente casi un 21% de los asalariados lo tiene, según los últimos datos de la EPA.
La pandemia aceleró la implantación de una modalidad de trabajo que, de otra manera, hubiera tardado décadas en alcanzar la popularidad que hoy se ha demostrado que puede adquirir: el teletrabajo.
Hoy hay más del doble de profesionales ejerciendo de manera más o menos ocasional de su domicilio cada semana que antes del confinamiento. El crecimiento de esta tendencia, no obstante, se ha estancado o, como mínimo, se ha desacelerado considerablemente. Pese a la involución que han aplicado muchas empresas en los últimos meses, con reducciones o incluso supresión del teletrabajo, actualmente un 15,4% de los ocupados ejercen a distancia.
La ley para reducir la jornada laboral que pretende aprobar el Gobierno y que este Primero de Mayo reivindicarán los sindicatos mayoritarios no afectará a todos los sectores por igual. Existen diferencias significativas entre unos oficios y otros en cuanto a duración de su tiempo de trabajo. La construcción, la industria manufacturera o la información y las comunicaciones son gremios donde faenar 40 horas o más a la semana es más habitual.
La norma, no obstante, también tendrá un impacto en otros sectores, especialmente en aquellos donde las jornadas parciales son más habituales. Y es que el proyecto de ley del Ejecutivo es obligar a las empresas a incrementar el salario de los trabajadores con este tipo de contratos (la mayoría mujeres). Ya que, si la norma prospera, el precio por hora aumentará.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.