“Edificio derrumbado. Tenía múltiples identificaciones positivas”, decía un mensaje de un tal Michael Waltz. Comparte nombre con el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos. “¿Qué?”, responde JD Vance, quién podría ser el vicepresidente del país. “Escribo demasiado rápido; el primer objetivo —su principal experto en misiles— lo identificamos con certeza entrando al edificio de su novia, y ahora está derrumbado”, añade Waltz. “Excelente”, contesta Vance. Con ese intercambio de mensajes en la aplicación de mensajería Signal, se desató otro escándalo de la Administración del presidente Donald Trump el mes pasado. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, añadió supuestamente por error al editor jefe de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, quién lo compartió con el mundo.
Pero, al margen del revuelo que causó en Washington esta filtración accidentada, hay acciones sobre el terreno que parecen haber pasado más desapercibidas. Los mensajes anunciaban el reinicio de los bombardeos estadounidenses sobre Yemen. Desde mediados de marzo, esta campaña de ataques aéreos ha matado al menos a 123 personas, según ha anunciado esta semana el Ministerio de Salud yemení. La mayoría de las víctimas eran civiles. Muchas de ellas son mujeres y niños. A lo largo de este mes, el Ejército estadounidense ha atacado civiles, ha exterminado familias, ha destruido instalaciones militares y matado a soldados.
Eje de la Resistencia
“A diferencia de la operación militar lanzada por la Administración de Joe Biden, cuyos ataques aéreos fueron muy limitados y se enfocaron en zonas alejadas de las áreas pobladas, los de la Administración Trump son muy intensos y han ampliado el número de objetivos”, explica Ahmed Nagi, el analista para Yemen del International Crisis Group. “No sólo atacan campamentos y depósitos militares, sino especialmente a los altos mandos del movimiento hutí, aunque desconocemos con exactitud quiénes son las personas atacadas”, dice a este diario. Los hutíes son un grupo político y religioso armado que defiende a la minoría musulmana chií de Yemen, los zaidíes. Forman parte del “eje de resistencia” liderado por Irán y controlan grandes partes del país.
Tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, y la brutal ofensiva militar israelí contra la Franja de Gaza, que ya se ha cobrado más de 51.000 vidas, los hutíes lanzaron sus propios ataques contra Israel. A parte del lanzamiento de proyectiles que, a duras penas, logran alcanzar suelo israelí, el mar Rojo se convirtió en su campo de batalla. Entre finales de 2023 y principios de 2025, la ofensiva hutí atacó más de 100 buques presuntamente vinculados con Israel, EEUU o el Reino Unido. Estos ataques obligaron a las principales compañías navieras a dejar de utilizar el mar Rojo, por donde suele pasar casi el 15% del comercio marítimo mundial, y a tomar en su lugar una ruta mucho más larga rodeando el sur de África, lo que elevó los costes de transporte y desencadenó una respuesta militar internacional.
Tres mensajes
El año y medio de afectaciones en el comercio mundial motivó la reciente campaña de bombardeos estadounidenses. Desde el 15 de marzo, aviones de ataque de la Armada, desde el portaaviones Harry S. Truman en el mar Rojo, y aviones de combate de la Fuerza Aérea, desde bases en Oriente Próximo, han lanzado ataques diarios contra objetivos hutíes. “Con esta campaña, Trump quiere mandar tres mensajes: a los hutíes les dice que no tolerarán ningún ataque en el mar Rojo y que serán agresivos contra ellos; al público estadounidense, le anuncia que su administración está muy comprometida con la defensa de sus intereses, porque los hutíes amenazan la seguridad nacional estadounidense al bloquear el comercio global”, añade Nagi.
“En última instancia, Trump quiere mandar un claro mensaje a Irán: ‘si no respondéis positivamente y os sentáis en la mesa de negociaciones, haremos lo mismo con vosotros'”, explica Nagi. Por el momento, la campaña de bombardeos estadounidense no ha llevado a los hutíes a detener sus ataques durante las últimas semanas e, incluso, han amenazado con intensificarlos. “EEUU no está satisfecho con el resultado de los ataques aéreos porque los hutíes no han sido disuadidos y siguen intensificando sus ataques en algunas zonas, lo que significa que no lograron completamente el objetivo principal de la operación”, añade Nagi.
Posible operación terrestre
Por eso, han empezado a surgir las primeras informaciones sobre una posible ofensiva terrestre contra los hutíes por parte de las milicias yemeníes para aprovechar la degradación de las capacidades del grupo debido a la campaña de bombardeos. Sin embargo, los hutíes son verdaderamente la única milicia involucrada en la escalada regional después del 7 de octubre de 2023 que sigue en pie, a diferencia del Hamás palestino o el Hizbulá libanés. “Estar remotamente lejos de Israel les da a los hutíes una buena posición, ya que son ambiguos, e impiden que israelíes y estadounidenses consigan mucha información de inteligencia sobre ellos”, analiza Nagi.
“Además, cuentan con una posición estratégica en el mar Rojo y controlan el 28% de Yemen, así que tienen muchos lugares donde esconderse sin ser rastreados por sus enemigos; dentro del eje de la resistencia, son quienes tienen menos que perder al enfrentarse a Israel”, explica el analista. Más allá de la supervivencia de los hutíes, son los yemeníes quienes están pagando el precio de la violencia. Aunque el país se encuentra en una tregua de facto desde 2022, la década de guerra ha provocado la muerte de más de 160.000 personas y el desplazamiento de casi cinco millones. La situación humanitaria es crítica, con 19,5 millones de yemeníes, la mitad de la población, necesitando algún tipo de ayuda. “El pasado nos ha enseñado que las soluciones rápidas no funcionarán”, concluye Nagi.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.