The engineer who changed ships for cyber security

Graves incidentes en infraestructuras críticas como redes eléctricas o presas y filtrados masivos de datos son solo algunas de las caras que adoptan los ciberataques en la actualidad. Sin embargo, cuando José Rosell (Valencia, 1964) decidió embarcarse en la aventura de crear S2 Grupo, firma de referencia en materia de ciberseguridad en Europa que en 2023 facturó 42 millones de euros, ese mundo ni siquiera había aparecido. “Era 2004, el momento de la explosión de internet, de las páginas web, y la seguridad era una cosa que casi ni existía”, relata este pionero en España que, a diferencia de lo que se podría pensar, cuando era pequeño no quería ser ni espía ni informático, sino “ingeniero industrial, como mi padre”.

Ese camino siguiendo las huellas de su progenitor fue el que le llevó a formarse en la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universitat Politècnica de València (UPV) -donde conoció al que sería, tiempo después, socio fundador junto a él de S2 Grupo, Miguel Ángel Juan– y a entrar a finales de su veintena -previo paso por la mili y por el altar- en los astilleros de la extinta Unión Naval de Levante. “Acabé dirigiendo los departamentos de tecnología tanto de la oficina técnica como de los buques”, destaca sobre una etapa que cerró a finales del pasado siglo, cuando seguiría virando su trayectoria laboral hacia la tecnología con su entrada en la consultora, ya desaparecida, Tissat. “Ahí monté el 112 de Valencia y el de Murcia y trabaje para la Generalitat Valenciana en proyectos de explotación”, relata. 

Punto de inflexión

No obstante, fue otra situación ocurrida en 2001, su primer incidente de seguridad, el que cambió el rumbo de su vida: “Descubrí que esto de la seguridad iba a ser importante y decidí dedicarme a lo que hoy llamamos ciberseguridad”. Una apuesta sustentada en su conocimiento. “Un barco, un avión o un tren es todo tecnología y me di cuenta que con un torpedo digital se podía hacer el mismo daño o incluso más que con uno físico. Y encima era mucho más barato”, argumenta.

Fue en ese momento cuando volvió a juntarse con Juan -“pusimos unas líneas rojas para montar nuestro proyecto empresarial“- y empezó un proyecto que califica “de locura mezclada con valentía y, quizá, un puntito de amor” por el territorio valenciano. “El concepto de emprendedurismo en temas digitales no existía en aquel momento. La gente nos decía que para qué queríamos desarrollar tecnología valenciana si había otras maravillosas americanas o rusas. Pero nosotros teníamos la capacidad y el talento para hacerlo”, destaca. 

Gracias al apoyo económico que S2 Grupo recibió de la extinta Ros Casares o de Consum, Juan y Rosell empezaron una firma “que al principio costó muchísimo porque no había mercado, la gente no compraba ciberseguridad porque era un concepto que no existía”. Tampoco había formación, por lo que su desarrollo como pioneros se gestó “leyendo e investigando” e incorporando a perfiles como el de Antonio Villalón, “que es uno de los mayores expertos en seguridad que hay en España y que es el director de Seguridad de la firma”. 

Creciendo a pulmón

Desde ese momento, Rosell explica que han crecido “a pulmón” hasta tener en la actualidad 700 trabajadores, cifra que no existe en ninguna otra compañía en España dedicada únicamente a la ciberseguridad y que tiene por delante “un plan de expansión muy fuerte” con el que quieren convertirse “en una compañía de más de 2.000 personas”. En ese proceso, considera que las claves del éxito han sido “la hiperseriedad, tener una especialización total e invertir en tecnología que es valenciana, española y europea”. “Ahora vivimos una época en la que todos hablan de la necesidad de tener soberanía tecnológica y nosotros la tenemos en la ciberseguridad”, destaca. “Llevamos 20 años trabajando, invirtiendo y preparándonos para este momento”, remarca. 

Gracias a ese esfuerzo -que han complementando con la creación de una escuela para formar en ciberseguridad, Enigma, y el impulso del primer hub de esta materia en sus instalaciones de Valencia-, su tecnología llegó en 2010 al CNI y, hoy por hoy, está presente en diversos ministerios, algunos centros europeos y también en países de Latinoamérica, entre otros enclaves. Sin embargo, su camino no está completo. 

“Tengo 60 años, pero aún tengo mucho por hacer. Quiero apostar por una empresa de tecnología valenciana que sea líder en Europa en ciberseguridad y quiero seguir apostando desde Valencia”, asegura Rosell, que fija como retos aún pendientes el “concienciar a las personas de la necesidad de vigilar su propia seguridad”, “que las infraestructuras están en riesgo” y que “la ciberseguridad es absolutamente imprescindible”. 

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Source: Informacion

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