Este domingo, los franceses volvían a las urnas en una segunda vuelta en la que las sensaciones eran de “todo puede pasar hoy”, nos decía Lucie, una vecina del distrito 4 de París al salir del colegio electoral. Los sondeos daban una victoria a la extrema derecha de Marine Le Pen pero sin mayoría absoluta, pero pocos imaginaron que el Nuevo Frente Popular remontaría y dejaría a Reagrupación Nacional, de nuevo, con la miel en los labios.
La presión de las izquierdas con la formación del Nuevo Frente Popular y la estrategia junto al macronismo de la retirada de candidatos en la segunda vuelta han ayudado a frenar a la extrema derecha en Francia. Unos resultados que podrían sentar un precedente de cara a las elecciones presidenciales de 2027, puesto que muchos veían en estas legislativas como un referéndum: extrema derecha sí o no.
Sin mayorías claras, ¿ahora qué?
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Sin ninguna fuerza política con una mayoría clara, existen varios escenarios posibles, pero ningún calendario estipulado. La Constitución francesa no marca en este caso los tiempos y, sin mayoría absoluta, tampoco existe una ley que estipule que el gobierno de Gabriel Attal tenga que abandonar el poder, aunque el propio jefe del Ejecutivo ya ha anunciado su dimisión.
Sin mayorías claras, estaríamos ante dos posibilidades: el presidente Emmanuel Macron puede nombrar a un primer ministro de la fuerza con mayoría relativa (la coalición de izquierdas) o los partidos pueden llevar a cabo una coalición y crear así un “gobierno arcoiris”. En este caso, la coalición podría ser, en estos momentos, entre el Nuevo Frente Popular, la mayoría presidencial y Los Republicanos, el partido tradicional de la derecha moderada.
La opción del Gobierno técnico
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Otra opción, menos probable según algunos politólogos, es la de un “gobierno técnico“, en caso de no llegar a un acuerdo entre la mayoría presidencial y la izquierda. Se trataría de un Ejecutivo compuesto por altos funcionarios y expertos sin afiliación política que únicamente se ocuparían de asuntos de actualidad, cómo gestionar crisis o aplicar reformas específicas, para evitar un bloqueo político del país.
Esto no es algo excepcional ni único en la historia de Francia. En 1954, Pierre Mendès France solicitó la ayuda de varios expertos en su gabinete para llevar a cabo reformas económicas y sociales. También en 1958, Charles de Gaulle asumió la presidencia en plena crisis política en el país y formó un gobierno de tecnócratas que ayudaron a estabilizar la situación y a redactar la nueva Constitución de la Quinta República.
Negociaciones complejas
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Ahora llega el momento de la verdad. Los partidos de izquierdas y centro derecha deberán sentarse e iniciar conversaciones para encontrar una mayoría clara y poder así gobernar. Aunque en este plan hay una falla con el nombre de Jean-Luc Mélenchon. “No habrá jamás una alianza entre nosotros y La Francia Insumisa“, insistió hace unos días el primer ministro Attal, un dirigente que ahora ya está fuera de la ecuación tras haber dimitido.
Sin embargo, Mélenchon suma un gran número de votos necesarios para poder llevar a cabo esa coalición con el Nuevo Frente Popular y sacar a Francia de ese bloqueo político. “Macron tiene el deber de llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar (…) Nuestro pueblo ha descartado la peor solución”, afirmaba el líder de La Francia Insumisa nada más conocerse los resultados de los sondeos.
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Otro factor determinante del vuelco electoral, además del cordón sanitario entre la izquierda y los macronistas, ha sido el histórico porcentaje de participación, que podría rozar el 67%, la más alta en unas elecciones legislativas dese 1997.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.