A lo largo de la historia, el hierro de Victorino Martín ha tenido siempre a sus toreros. Matadores de toros que con el tiempo han sabido entender ese encaste tan particular llamado Albaserrada con embestidas nobles y entregadas cuando hay bravura, pero con peligrosos aprietos cuando las intenciones del toro son otras. La mirada cristalina de los toros de Victorino, la manera de embestir siempre con la boca cerrada, el pelaje cárdeno y la edad de muchos toros (cinco años) hacen que un cartel sea atractivo a partes iguales por los toros y por los toreros. Nombres emblemáticos como Andrés Vázquez, Pedro Gutiérrez Moya «Niño de la Capea» Francisco Ruiz Miguel, el alicantino Luis Francisco Esplá, Manuel Jesús «El Cid» y más recientemente Emilio de Justo, entre otros ocupan ese lugar de privilegio entre los toreros que no rehúsan la dificultad para dar mayor valor a todo.
Cuando Escribano indultó en Sevilla al toro «Cobradiezmos» su vida cambió para siempre. Su nombre, que ya está escrito con letras de oro en la historia de la maestranza de Sevilla se unió para siempre al hierro centenario de Victorino, una dulce condena, podrían pensar algunos. Pero lo cierto es que, para Manuel Escribano, la entrega y la lidia completa forman parte de su tauromaquia y siendo así, hacerlo a un toro de Victorino hace que todo tenga más importancia y seriedad. Escribano fue el torero que más veces recibió a los toros a porta gayola en 2024 en plaza de primera. No ha dejado de banderillear nunca, salvo por alguna lesión y sus faenas siempre tienen la necesidad de exprimir en la muleta todo lo bueno de los toros que lidia.
Escribano estuvo cerca de morir en la misma plaza en la que ahora se anuncia con seis toros. En aquella ocasión un toro del hierro de Adolfo Martín le corneó al entrar a matar hiriéndole de tal manera que iba perdiendo la vida con cada reguero de sangre que se dejaba por el camino, de la arena a la enfermería. Pero aquella tragedia tuvo un final feliz. Siempre destacaremos la profesionalidad de los doctores José María Reyes, ya jubilado y Alberto Miñano, hoy jefe de los servicios médicos de la plaza alicantina. Aquellos médicos y todo su equipo salvaron la vida del hombre y la del torero.
Ese torero el próximo domingo 28 de junio matará seis toros de Victorino, seis ejemplares muy serios y con edad para cerrar un círculo en su vida y posiblemente alejar a los pocos fantasmas que todavía le puedan rondar. Pero Victorino, pese a ser amigo del propio Escribano no se lo podrá fácil. La corrida reseñada viene muy astifina, con las caras muy serias y con mucha presencia. Eso sí, serán también ejemplares elegidos por su buena nota y con las garantías que los ganaderos siempre tienen apuntadas en su libreta.
Y es que Victorino Martín, que el año pasado se llevó prácticamente todos los premios al mejor toro, viene con la gran exigencia de mantener su propia marca en lo más alto. Este será su tercer año lidiando en Alicante de manera consecutiva con un gran resultado. Pero lo de Escribano es algo muy especial, que a Victorino le ha quitado el sueño alguna noche, porque quiere volver a Alicante con lo mejor.
Lo veremos todo el sábado 28 de junio, ese será el día tal y como pidió él propio Manuel Escribano cuando en diciembre del pasado año y en presencia del alcalde de Alicante pidió de manera pública y ante todos los presentes en el Salón Azul del Ayuntamiento matar seis toros en la feria, porque era el momento de hacerlo y porque era su gran deseo. Pues deseo concedido.
Dos Orejas en la maestranza
Source: Informacion
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