Los tres niños que pasaron casi la mitad de su vida encerrados en una vivienda de Oviedo convertida en una especie de búnker familiar tratan de adaptarse poco a poco a su nueva realidad. Aunque expertos consultados por La Nueva España coinciden en señalar que la recuperación de las secuelas psicológicas que el largo encierro habría provocado a los menores “será larga”, las primeras informaciones sobre su estado desveladas por el Principado de Asturias son esperanzadoras.
La consejera de Derechos Sociales, Marta del Arco, aseguró este viernes que los tres menores liberados el lunes por la Policía Local del chalet en el que permanecían encerrados con sus padres desde diciembre de 2021 se encuentran “bien físicamente”. Así lo determinó un primer reconocimiento médico, al que seguirá en los próximos días una valoración psicológica desde el Servicio de Salud Mental Infantil del Principado. “Están en una fase exploratoria, muy tranquilos, tímidos en contactos e interactuando fundamentalmente con adultos”, afirmó Del Arco.
La consejera fue más allá e incluso detalló que los dos hermanos gemelos de 8 años y su hermano mayor de 10 han tenido “muestras de cariño” con las educadoras y la directora del centro de acogimiento en el que se encuentran bajo la tutela de la administración autonómica, mientras que sus progenitores, el matrimonio compuesto por un hombre de 53 años y su mujer de 48 que se trasladaron desde Alemania a Oviedo en diciembre de 2021, se encuentran en la cárcel de Asturias, al apreciar la jueza que pudieron incurrir con su comportamiento en delitos de detención ilegal, abandono de familia y maltrato psicológico.
Por su parte, la vicepresidenta del Gobierno del Principado de Asturias, Gimena Llamedo, declaró que la “prioridad” para el Principado es “el bienestar de los menores”, y avanzó que el personal regional está volcado en intentar dar con familiares de los menores que cumplan los criterios para poder hacerse cargo de ellos. “Es un procedimiento en el que se empezará a trabajar la próxima semana y a abordar con los diferentes estamentos implicados”, adelantó.
Hasta la fecha la única familia conocida de los niños son sus propios padres. El progenitor es Doctor en Filosofía por la Universidad de Hamburgo, ciudad de la que es originario, aunque desde 2008 se dedica a trabajar como autónomo para empresas como asesor de recursos humanos. Un trabajo que habría desempeñado en remoto a través de un ordenador instalado en la casa durante el largo encierro familiar. De la madre no consta situación laboral.
El caso ha despertado una gran atención en los medios de comunicación de Alemania. Algunas cabeceras como el diario ‘Bild’ dan por hecho que la familia habría elegido Asturias como destino de su huida al considerar que la región era un destino en el que se estaban tomando medidas muy drásticas para evitar contagios.
Sin escuela pero con un estudio
A pesar de llevar al menos casi cuatro años sin ir a la escuela, los tres niños de entre 8 y 10 años encerrados por sus padres en una vivienda de Oviedo están alfabetizados e incluso se expresan con bastante soltura. Detrás de estos progresos educativos estaría, según apuntan fuentes de la investigación, el hecho de que sus padres, un alemán de 53 años y una mujer de 48 de origen estadounidense y pasaporte germano habilitaron un cuarto de la primera planta de la casa como una sala de estudios en la que el hijo mayor y los dos gemelos más pequeños del matrimonio tenían acceso a libros de texto y abundante material educativo.
Este aspecto reforzaría la hipótesis de que la familia llegó a la capital del Principado buscando un lugar discreto donde poder aislarse totalmente del mundo ante una posible obsesión por no contagiarse por el coronavirus. Como ya adelantó La Nueva España, los progenitores solicitaron a las autoridades de su país de origen que les permitiesen continuar con la educación de sus hijos en casa y al recibir una respuesta negativa optaron por huir. No se descarta que su marcha se debiera a alguna amenaza de los servicios sociales del país centroeuropeo de quitarles la patria potestad de los niños.
Entre los aspectos investigados por la Guardia Civil se encuentra el elevado consumo de agua registrado en la vivienda. Fuentes del caso apuntan que, a pesar de que la familia solo bebía agua embotellada, el consumo de la red de abastecimiento de la vivienda fue durante muchos meses desmesurado, lo que se presentaría como un posible indicio de que los detenidos (en prisión provisional desde el miércoles) estaban obsesionados con las medidas de prevención para evitar contagios de covid.
Este supuesto derroche de agua se interpreta como una consecuencia de la insistencia de los ocupantes de la vivienda por lavarse y ducharse para evitar contraer el Covid, objetivo para el que también llenaron la casa de máquinas de ozono que no paraban de funcionar todo el día, disparando también el recibo de la luz. No obstante, choca frontalmente con el panorama que se encontraron los agentes de la Policía Local el pasado lunes: una vivienda con restos de excrementos por toda la casa, compresas y tampones debajo de las camas y un gato con un gran tumor y sin un ojo en el cuarto de baño.
Tal fue el volumen del consumo de agua que la dueña de la vivienda mostró su preocupación, llegando a sospechar de la existencia de alguna fuga o avería en la traída.
Todo esto sin que nadie supiera quién habitaba el chalé, pues la familia se instaló en el mismo en diciembre de 2021, pero para el Ayuntamiento solo constaba como empadronado el cabeza de familia desde los primeros meses de 2022
De momento, el procedimiento judicial sigue su curso. La Guardia Civil ya ha hecho entrega al juzgado de instrucción número 3 de Oviedo del resultado de su investigación completa. Mientras tanto, la pareja de detenidos continúa en la cárcel, a la que fueron enviados por la jueza de acuerdo con la Fiscalía por riesgo de fuga, tras serle retirada la custodia de los tres pequeños que vivían recluidos desde hace casi cuatro años en la ya conocida como “casa de los horrores”.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.