Pasada la marca de los 100 días y cuando los datos económicos y los miedos a su guerra comercial le empiezan a restar capital político, Donald Trump ha decidido el primer cese destacado en su gabinete. Según han confirmado numerosos medios estadounidenses con fuentes anónimas, el presidente de Estados Unidos va a prescindir de Mike Waltz, el asesor de seguridad nacional en el centro del ‘Signalgate”, la crisis abierta por un chat en el que se compartió información sobre un ataque a los hutíes en Yemen y en el que Waltz incluyó accidentalmente al periodista Jeffrey Goldberg, director de ‘The Atlantic’,
La Casa Blanca no ha confirmado oficialmente aún en el momento de escribir estas líneas la noticia de la destitución. Según las informaciones, también será obligado a dejar su cargo Alex Wong, el número 2 de Waltz.
No dar carnaza a los medios
Waltz llevaba en la cuerda floja desde que salió a la luz el ‘Signalgate’ . En público Trump lo había defendido por lo que se definió como un “error” y tanto el presidente como su Administración se escudaban en el dudosos argumento de que no se compartió información clasificada en ese chat, que también evidenció el profundo menosprecio por Europa en el gobierno del republicano. En privado, no obtantante, Trump había puesto en duda desde el primer momento la continuidad de Waltz, de quien también se desveló que había usado gmail, correo comercial de Google, para comunicaciones oficiales.
Trump, no obstante, no quería dar a los medios de comunicación con un cese material en el inicio de la segunda presidencia que tuviera siquiera los más mínimos ecos de las turbulencias y cambios de personal que marcaron el arranque de su primer mandato. En 2017, Michael Flynn dimitió del mismo cargo que ahora tenía Waltz antes del primer mes de presidencia de Trump tras desvelarse que había mentido al vicepresidente Mike Pence sobre conversaciones con el embajador de Rusia sobre sanciones. Fue el primero de los cuatro asesores de seguridad nacional que tuvo el republicano en aquella presidencia.
Halcones moderados
Waltz y Wong eran vistos dentro del gobierno como clásicos halcones, republicanos con visiones más tradicionales del militarismo y las intervenciones de EEUU que el aislacionismo de Trump y del movimiento MAGA. Mientras otros de esos clásicos republicanos como el secretario de Estado, Marco Rubio, han modelado sus posiciones para plegarse a las de Trump, Waltz, un antiguo congresista por Florida que sirvió en los boinas verdes, las fuerzas especiales del Ejército de Tierra, no lo ha hecho.
El mismo lunes, según información de ‘The New York Times’, Waltz había defendido en una reunión con Trump y otros miembros del equipo de seguridad nacional del presidente fuertes sanciones a Rusia si Moscú no acuerda un alto el fuego con Ucrania. Al día siguiente, Trump le pidió que no le acompañara al mitin en Michigan para marcar los 100 días de mandato.
Waltz, además, había tenido una relación compleja con Susie Wiles, la poderosa jefa de gabinete de Trump, y otros altos cargos de la Administración, donde se está acometiendo un esfuerzo por garantizar el pleno alineamiento y lealtad de todos los altos funcionarios con el presidente. Y el nombre de Waltz aparecía en una lista de personal de seguridad nacional que Laura Loomer, una influencer de extrema derecha que tiene una muy buena relación con Trump, presentó al presidente en una reunión señalando a personas que creía no suficientemente alineadas con la agenda del mandatario. Al día siguiente de ese encuentro con Loomer el presidente forzó a Waltz a despedir a varios integrantes de su equipo.
Hegseth, salvado y protegido
Trump cesa a Waltz pero a la par ha estado dando muestras de reforzada confianza en Pete Hegseth, el secretario de Defensa. Y eso que el antiguo presentador de Fox News no solo jugó un papel central en el escándalo inicial del ‘Signalgate’, compartiendo la información clave sobre el ataque en Yemen, sino que lo ha profundizado.
Investigaciones de prensa han demostrado que Hegseth mantuvo un segundo chat en la misma aplicación comercial del que formaban parte, entre otros, su esposa y su hermano, donde compartió también la información de la operación militar. Asimismo, el secretario buscó autorización para instalar en su ordenador personal la aplicación, que no cumple los mismos parámetros y requisitos de seguridad extrema que otros métodos empleados y autorizados por el Pentágono.
Source: Informacion

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