Ha quedado suficientemente explicado que en el Archipiélago no hubo rastro del apagón que oscureció la Península, Portugal incluido. Y también que si así sucedió es porque los sistemas eléctricos canarios están aislados, es decir, en nada dependen de lo que suceda en la España continental. ¿Por qué en cambio sí se vieron afectadas la telefonía, los datáfonos, las redes wifi, las plataformas de streaming o los cajeros automáticos? Justo por lo contrario, es decir, porque para esto sí existen cables submarinos de las Islas a Andalucía.
Solo Vodafone no había registrado en la mañana de ayer ni una sola incidencia en Canarias. Quizá por ello era también el único operador que daba detalle de cómo logró esquivar una bala que impactó de lleno en sus competidores: Movistar, Orange y Digi. Todas las mencionadas cuentan con redes propias, aunque la última tiene que completar la cobertura utilizando tramos que son propiedad de alguna de las restantes. El resto –Pepephone, Lebara, Llamaya o Lowi, por ejemplo– dependen de las infraestructuras de las principales.
Vodafone presume de tener un “diseño de red muy robusto”
El caso de éxito de Vodafone sirve para explicar qué les ocurrió al resto. La directora de Tecnología y Operaciones de la compañía, Julia Velasco, lo resume en la existencia de «un diseño de red muy robusto». O lo que es lo mismo, un mayor celo a la hora de establecer mecanismos de defensa para casos remotos pero reales como el ocurrido el lunes.
No fue suficiente
Tener varios caminos –cables– para cubrir la distancia entre el Archipiélago y la Península es una buena medida. Evita los problemas que pueden surgir si se producen daños en uno de ellos. Tener capacidad para enviar los datos por alguna de las otras dos infraestructuras submarinas aleja la posibilidad de daños mayores.
Sin embargo, de poco sirvió a los clientes de las telecos afectadas. Telefónica declara 2,27 millones de «accesos» (servicios) en las Islas y cuenta con el Pencan 6 (Península-Canarias 6), que une El Médano (Tenerife) con Sardina del Norte (Gran Canaria) antes de partir en dirección a Conil (Cádiz); el Pencan 7, Candelaria-Las Palmas de Gran Canaria-Chipiona (Cádiz), y el Pencan 8, que viaja desde Candelaria hasta la costa gaditana directamente. El segundo de ellos saldrá de servicio el año próximo, cuando lo sustituya el más moderno Pencan X.
Desde el momento en que se produjo el apagón, las ‘telecos’ supieron que podían tener problemas
Es un despliegue de tamaño considerable que el lunes naufragó. «Las redes de comunicaciones necesitan de alimentación para funcionar», aclaran desde la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (Aciisi). Por tanto, desde el momento en que se produce una caída del sistema eléctrico, las telecos tienen motivos para poner sus barbas a remojar. Saben que a partir de ese instante ni los equipos de transmisión ni los servidores que gestionan el flujo de información en tierra –donde se producen los apagones de datos– cuentan con la energía necesaria para funcionar sin que se produzcan cortes.
Entran en juego en ese momento las baterías de respaldo y los generadores eléctricos, pero tanto las unas como los otros tienen una autonomía limitada. Y es ahí donde Julia Velasco señala que Vodafone pone el acento. Quien diseña el mejor el plan de contingencia está más cerca de que sus clientes ni se enteren del problema que amenaza al servicio.
Maniobras de recuperación
Orange se vino abajo en las primeras horas de la tarde del lunes y pasadas las 18.30 horas los datáfonos que utilizan su red, por ejemplo, ya eran capaces de cobrar. ¿Qué pasó en ese tiempo? Se recuperaron los nodos críticos a los que se les había agotado la energía de respaldo; bien se les acoplaron otras baterías cargadas, bien se llenó de combustible el depósito de los generadores y, en todos los casos, se prescindió de los procesos consumidores de energía que no eran esenciales. El caos en Movistar llegó más tarde, en torno a las 20.00 horas, mientras que los primeros síntomas de recuperación se registraron unas tres horas y media después.
Sin embargo, como ocurrió con el propio sistema eléctrico, la abrupta caída del servicio no tiene una respuesta simétrica. La entrada en funcionamiento de las infraestructuras críticas –antenas, servidores…– que se vienen abajo se produce de manera paulatina. Tan es así que aún en la mañana de ayer las operadoras de telefonía no podían garantizar al Gobierno de Canarias que no fuera a surgir algún paso atrás. De hecho, el propio Ejecutivo reconocía que el teléfono 012 de información y gestión de citas –médicas, entre otras– al que da soporte Movistar continuaba fuera de servicio.
Como ocurre con el sistema eléctrico, la abrupta caída del servicio de datos no tiene una respuesta tan rápida
Algo que fue más observable en el inicio de la recuperación del suministro. Se contaban por millares quienes no habían terminado de celebrar el final de su tiempo de desconexión cuando se encontraban ante sus ojos un nuevo e indeseado tropezón: mensajes de Whatsapp atrapados en el limbo cibernético o descargas de archivos que nunca llegaban al final.
¿El golpe pudo ser más leve para el Archipiélago? En el plano teórico, sí. ¿Y cómo? Contando con el mismo aislamiento que existe en el caso del sistema eléctrico en todo aquello que tenga que ver con conexiones entre unas islas y otras. «Una parte de la afección se debió a que el intercambio de tráfico entre operadores se realiza en la Península», aunque emisor y receptor estén en el Archipiélago. Si se hiciese en Canarias, se habrían podido mantener algunas comunicaciones», explican desde la Aciisi. En la actualidad, catorce cables mallan el espacio interinsular.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.