“Hay décadas en las que no ocurre nada; y hay semanas en las que ocurren décadas”. Esta célebre cita histórica se atribuye a Lenin, pero bien podría resumir los 100 primeros días del segundo mandato de Donald Trump. En ese breve lapso, el presidente de Estados Unidos ha tenido tiempo para humillar públicamente a Volodímir Zelenski, iniciar la deportación masiva de miles de inmigrantes, flirtear con la anexión de Groenlandia, dar la espalda a sus aliados históricos e imponer una guerra de aranceles que está desestabilizando la economía mundial. Un torrente incontenible de medidas drásticas cuya misión —como vaticinó en 2017 su entonces asesor, el ultraderechista Steve Banon— es “inundar la zona”, abrumar a sus rivales para paralizarlos. Aunque la amenaza ya forma parte de su política, Trump también está aprovechando esa hiperactiva estrategia de chaparrón para acelerar en secreto la adopción de un sistema tecnológico de vigilancia que le ayude en su cruzada contra el Estado democrático y la inmigración.
Trump ha entregado la tarea de desmembrar el Gobierno estadounidense al magnate Elon Musk. El hombre más rico del planeta comanda desde enero el mal llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), un grupo formado por jóvenes ingenieros de sus compañías que ha promovido draconianos recortes del gasto público —ha prometido eliminar un billón de dólares antes de septiembre, pero una investigación de ‘The Wall Street Journal’ señala que el verdadero ahorro podría estar más cerca de los 2.600 millones— y el despido de cientos de miles de funcionarios.
Aunque Musk se ha visto obligado a reducir su participación en el proyecto, su presunta “modernización” digital del Gobierno estadounidense ya se ha convertido en una purga articulada a través de medios tecnológicos, en un Gran Hermano. El oligarca y sus fieles estarían usando un programa de inteligencia artificial (IA) para espiar las comunicaciones de los funcionarios e identificar a aquellos críticos con Trump, según ha destapado Reuters. Además, han activado un chatbot interno —impulsado por Grok, la IA propiedad de Musk— para automatizar tareas de la agencia y pretenden que sustituya a los empleados ya despedidos.
“Una arma aterradora”
Bajo el pretexto de la eficiencia, DOGE está arrasando con los sistemas tecnológicos del Gobierno estadounidense y pretende crear una única y enorme base de datos que gestione información sensible de distintos departamentos, según Wired, un derribo de los cortafuegos informáticos entre agencias que además de suponer un riesgo para la ciberseguridad también podría exponer la privacidad de empleados públicos y ciudadanos. John Davisson, director de litigios del Electronic Privacy Information Center, ha explicado a NextGov que esa base de datos podría usarse como “arma” de vigilancia masiva: “Es aterrador”. Ya se han presentado al menos 14 demandas judiciales que alegan violaciones.
Desde el Despacho Oval y con su hijo a cuello, Musk aseguró que su acción era “totalmente pública”. Sin embargo, el desmembramiento de la Administración se está ejecutando en las sombras. Según Reuters, el equipo de DOGE se estaría comunicando a través de Signal, aplicación que podría violar las normas federales, pues permite que los mensajes desaparezcan sin dejar rastro.
Tecnología contra los migrantes
La Administración Trump también está recurriendo a la tecnología para acelerar su prometida deportación masiva de migrantes. Por primera vez en su historia, el Gobierno estadounidense ha abierto la puerta a que Hacienda comparta miles de millones de datos personales de los contribuyentes con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), una medida potencialmente ilegal con la que pretende agilizar la ‘caza’ de personas que pagan impuestos pero que están en EEUU en situación irregular, algo que consideran un crimen.
El encargado de ayudar a DOGE a construir ese programa será la compañía de vigilancia Palantir, cofundada por el magnate Peter Thiel, histórico aliado de Trump y padrino del vicepresidente JD Vance, según adelantó Wired. El medio especializado 404 Media destapó poco después que la agencia usará herramientas de IA desarrolladas por la empresa para localizar a “extranjeros ilegales” señalados para la deportación. Palantir se embolsará un contrato que asciende a 30 millones de dólares. Según desveló ‘The New York Times’, el brazo policial de ICE también se apoya en Geo Group, una app de rastreo fabricada por el mayor operador privado de prisiones de EEUU.
En su cruzada antiinmigración, la Administración Trump también prevé aplicar a partir de mayo Real ID, una polémica ley aprobada por el Congreso en 2005 en respuesta a los atentados del 11 de septiembre que el Gobierno nunca ha implementado y que obligará a los ciudadanos estadounidenses a tener una tarjeta de identificación federal para viajar por el país. Incluso republicanos del ala dura como Sarah Palin, excandidata a la vicepresidencia y gobernadora de Alaska, han denunciado que se trata de un “Gran Hermano”.
Subscribe to continue reading
Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.