La subida de las pensiones está regulada por ley, específicamente en el artículo 58 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS). Este artículo establece que las pensiones contributivas subirán conforme al IPC medio de los doce meses previos a diciembre del año anterior, es decir, de diciembre de 2023 a noviembre de 2024. Con esta norma, se busca garantizar que las pensiones no pierdan poder adquisitivo. Por ello, junto a esta medida, se eliminó la conocida como “paguilla de las pensiones”, que correspondía a los atrasos derivados de este IPC.
Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la pensión media total, que incluye las de jubilación, incapacidad permanente, viudedad y orfandad, subirá de 1.260,93 euros mensuales a 1.296,23 euros, lo que supone un aumento de 35,30 euros al mes. La pensión media de jubilación, actualmente fijada en 1.448,77 euros mensuales, aumentará en 40,56 euros, alcanzando los 1.489,33 euros mensuales, lo que equivale a 20.850,69 euros anuales. Por su parte, la pensión media de incapacidad permanente subirá de 1.165,60 euros a 1.198,24 euros mensuales, con un incremento de 32,63 euros. La pensión media de viudedad pasará de 898,82 euros a 923,98 euros mensuales, un aumento de 25,16 euros. En cuanto a la pensión de orfandad, subirá de 503,30 euros a 517,39 euros mensuales, con un incremento de 14,09 euros. Finalmente, la prestación en favor de familiares aumentará de 744,90 euros a 765,75 euros mensuales, lo que supone una subida de 20,85 euros.
Pero este aumento también puede tener efectos fiscales que pasan desapercibidos hasta que llega el temido momento de enfrentarse a la declaración del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En la campaña 2024-2025, estas implicaciones se harán notar más que nunca, y es importante conocerlas para evitar sorpresas desagradables con Hacienda.
De esta forma, en 2024, las pensiones contributivas se revalorizaron un 3,8%, en línea con el Índice de Precios al Consumo (IPC) medio del año anterior. Por su parte, las pensiones mínimas y no contributivas experimentaron subidas incluso mayores: del 6,9% y del 6,8% respectivamente, tal como confirmó el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en enero de este año. Las pensiones de la Seguridad Social están consideradas como rendimientos del trabajo a efectos del IRPF, igual que un salario. Por tanto, están sujetas a retención de impuestos, en función de la cuantía total anual, el número de pagadores y la situación personal y familiar del pensionista (estado civil, hijos a cargo, discapacidad, etc.).
La Seguridad Social ajusta automáticamente la retención del IRPF en función de los datos que tiene, pero estos no siempre están actualizados ni reflejan toda la realidad del contribuyente. De ahí que algunos jubilados, al presentar la declaración, se encuentren con que deben abonar una cantidad inesperada, especialmente si el tipo de retención aplicado ha sido insuficiente. Con una pensión media que, tras la subida, ronda los 1.400 euros mensuales (16.800 euros anuales), muchos jubilados se sitúan en el segundo tramo, y algunos empiezan a rozar el tercero. Eso puede traducirse en mayores retenciones o más impuestos a pagar si no se han hecho ajustes previos.
Source: Informacion

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