Para algunos se trató de otro día histórico para la Iglesia católica y había que estar en la plaza de San Pedro, donde el mundo tiene posados sus ojos en estos días. Para otros, fue una experiencia mística. También había muchos curiosos, turistas, y personas con las lágrimas en los ojos, en el día en el que los restos mortales de Francisco han sido trasladados desde el albergue de Santa Marta hasta la basílica de San Pedro, donde el ya muerto Papa permanecerá hasta el viernes. Como la española Isabel Gomal, de 73 años, que no podía contener su sentir: “Estoy emocionada a tope”, confesaba con la voz entrecortada.
Sufrir la terrible dana que martirizó a Valencia en el pasado otoño y asistir al último adiós al papa Francisco. Esta ha sido la ruta de Isabel y un grupo de 60 vecinos de Alfafar, Benetússer y Albal, algunas de las localidades cercanas a Valencia muy afectadas por la Dana. “Somos de Valencia y estamos aquí en peregrinación. Este viaje estaba previsto desde septiembre, y ha coincidido con que ha fallecido el Papa”, explicaba.
Parado delante de la plaza de San Pedro, al lado de las hondas de periodistas llegados en estos días, estaba también su esposo, José Vicente, emocionado como ella. “Este Papa era un revolucionario e innovador, que es lo que tiene que ser, no podemos quedarnos siempre en el mismo sitio”, contó. “La pena es que hoy íbamos a participar en la (habitual) audiencia de los miércoles y no ha podido ser”, observó entonces Consuelo, otra vecina.
Vestido de civil y atento a cada uno de sus feligreses, el cura Jesús Cervera, sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora del Socorro de Benetússer, compartía la carga emocional del viaje. “En nuestros pueblos hubo 60 fallecidos. Pero pensamos que debíamos seguir adelante. El viaje se confirmó también por todas esas personas que lo han perdido todo: sus casas, sus enseres… incluso su salud. Porque a nivel de salud mental, desde la dana, estamos todos bastante tocados“, decía con una mezcla de fe y realismo.
Y aunque el grupo esperaba un viaje marcado por la celebración primaveral en Roma, se toparon con el impacto global de la muerte del Papa. “¿Francisco? Un hombre excepcional, un gran cristiano, cercano a las personas. Abrió muchas ventanas para que el aire fresco de la calle impregnara la vida de la Iglesia”, concluyó el sacerdote.
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Source: Informacion

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