Los comercios de la calle San Rafael de Zaragoza levantaron sus persianas este lunes después del descanso dominical que les había alejado del crimen del Imperio, el homicidio por el que fue detenido un conocido cliente de este afamado bar con un truculento historial vinculado a la venta de droga y a la sucesión de batallas campales y de violentos tiroteos. Y, al regresar ayer a sus puestos de trabajo, estos mismos empleados volvieron a enumerar esa retahíla delictiva que ya viene “de largo”, de cuando El Imperio se llamaba El Cubetazo y, todavía antes, Pizarro, y que les ha dejado anécdotas inverosímiles tras el saneado de la red de tuberías de esta misma calle. “Vaciamos las arquetas y pasaron por aquí todas las bolsas de cocaína que tiraban al baño”, contaron los comerciantes en declaraciones a este diario.
Es uno de los tantos episodios que conforman la idiosincrasia del Imperio y que se desconocían hasta ahora, no como los altercados que alertaban a cualquier vecino y transeúnte por el bullicio derivado de semejantes percances. “Llevamos muchos años con estos jaleos porque siempre están con temas de drogas, de peleas… ¡Es como si tuviéramos una Discomóvil aquí dentro! No entendemos por qué no lo cierran… la gente tiene miedo de pasar por la zona del bar”, describieron estos afectados, los mismos que incluso apuntaron a las rencillas que los clientes de este bar de corte dominicano mantienen con un aledaño que aglutina a la comunidad colombiana.
Y es que solo hay malas palabras para El Imperio en el entorno de la calle San Rafael a excepción de una anciana que vive en el piso levantado justo encima del bar y que solo sorprende a extraños, ya que los propios hace tiempo que descubrieron el porqué de su proteccionismo. Es, precisamente, la dueña del bajo del número 9 en el que se emplaza El Imperio, ese bar que “cambia de dueño cada dos por tres” y que incluso estuvo clausurado de forma temporal en abril de 2023 tras una incautación de papelinas de cocaína ocultas en el sifón del baño. Pero todo ello parece importarle poco según verbaliza de forma muy molesta desde su balcón.
“Lo conocía todo el mundo”
De quien también se acordaron ayer los vecinos y comerciantes de la zona fue de la víctima, un rumano de 57 años al que se conocía de sobras en el barrio al tratarse de un vendedor ambulante ataviado siempre con “una bolsa blanca” cargada de perfumes y de cremas que ofrecía “a diez euros” en los bares y en los comercios de la zona. “Llegaba a vivir de eso, del trapicheo de las colonias, todas de marcas falsificadas, porque sí que le compraba la gente, sí, siempre iba ofreciéndonos perfumes baratos”, precisaron estos mismos vecinos. “No sabemos ni qué pintaba en el bar este mozo”, añadieron.
Por el momento, el detenido permanece en los calabozos de la comisaría Actur-Rey Fernando con la previsión de que a lo largo de la jornada de este martes pase a disposición judicial ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, en funciones de guardia. Los investigadores del Grupo de Homicidios van a apurar de este modo el plazo máximo de 72 horas que contempla la Ley para entregar en el Juzgado de Guardia el atestado con las pesquisas practicadas en los últimos días, entre ellas, la averiguación de que a este treintañero conocido como el Loco le constaba una orden de detención de la que, por el momento, no han trascendido más detalles.
Los investigadores ya cuentan con las imágenes de las cámaras de videovigilancia instaladas en el local en las que, según la propietaria del negocio, se puede ver juntos al presunto agresor y su víctima, un varón de nacionalidad rumana de 57 años de edad. “Primero vino la víctima y luego llegó él (el detenido). Estuvieron tomando algo juntos, echando pulsos, salían a fumar… Y estuvieron medio discutiendo hasta que salieron normal como que se iban. Luego vimos el movimiento, que una chica alertaba y salimos a mirar”, explicó esta misma mujer en declaraciones a este diario.
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Source: Informacion

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