El sacerdote Carlos Antonio Simón Vázquez (Cáceres, 1965) permaneció en Roma desde 2008 hasta 2018, trabajando como subsecretario del Pontificio Consejo para la Familia, después transformado en Oficina de Laicos, Familia y Vida. En el desempeño de este cargo ha podido mantener contacto y relación tanto con Benedicto XVI como con el Papa Francisco. Desde su actual responsabilidad como copárroco de la iglesia cacereña de San Juan, recuerda las oportunidades en las que estuvo junto a Francisco.
“Hubo bastantes, porque además él tuvo la gentileza en los primeros meses de ser elegido Papa de recibir a todos los trabajadores del Vaticano. Además, celebramos una misa muy entrañable, muy familiar, el 19 de junio del 2013”, recuerda. Además de los cometidos vaticanos, Carlos Antonio Simón también estuvo con el Pontífice en los encuentros mundiales de las familias, concretamente en Filadelfia en el año 2015 y en Dublín en el año 2018.
Pero sin duda, su mayor recuerdo fue aquella visita de más de dos horas del papa Francisco a sus oficinas, el 30 de octubre del 2017, en el barrio romano del Trastévere. “Fue una experiencia realmente buena”, rememora.
“Muy normal, sencillo de trato”
¿Pero cómo era realmente Bergoglio? “En este caso, el hecho de que hablara español permitía que te entendieras rápidamente con él, pero es que, sobre todo, era una persona muy cercana, muy normal, muy sencilla de trato. Siempre miraba por los demás, apreciaba a las personas, siempre nos animaba, estaba disponible hasta el final en todo. Incluso cuando había incluso algún tipo de contradicción, siempre estaba ahí apoyando y sosteniendo”, describe.
Por encima de todo, Carlos Antonio Simón observó dos claves en el papa Francisco que le sirven de base en el ejercicio de su propio sacerdocio: “En primer lugar, él insistió desde el primer momento de su pontificado en la misericordia de Dios, en la cercanía de Dios a todo sufrimiento, a toda debilidad, a toda situación de exclusión en el cristianismo, incidiendo en la acogida de todos. En segundo lugar, la esperanza del Papa, que nos dijo que era lo más grande, que nunca la podíamos perder, y él mismo ha muerto precisamente en la Resurrección, en este Año Jubilar”.
Source: Informacion

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