El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha echado este miércoles más gasolina al fuego de las guerras comerciales. En medio del escándalo creciente por el uso de miembros de su gobierno de la aplicación Signal para discutir una acción militar, el republicano ha anunciado en una comparecencia en el Despacho Oval la imposición a partir del 2 de abril de aranceles del 25% a todos los coches fabricados fuera de EEUU. El republicano ha asegurado también que esos gravámenes, que se elevarán desde el actual 2,5%, serán “permanentes”.
La confirmación de la medida da otra sacudida a la economía global. Incluso antes del anuncio oficial del presidente ya ha provocado caídas en los mercados. Y es el anticipo de lo que Trump llama “el día de la liberación”, ese 2 de abril en que va a presentar y poner en marcha los aranceles “recíprocos” con los que ha amenazado a todos los socios comerciales de EEUU.
En su comparecencia de este miércoles ha asegurado que no habrá excepciones para esos gravámenes, con los que va a responder a los que reciben exportaciones estadounidenses pero también a políticas no arancelarias como impuestos, regulaciones o incluso la fuerza de las divisas. También ha asegurado, no obstante, que serán “poco severos” y que en algunos casos serán menores que los que imponen otros países a los productos de EEUU. “La gente va a estar muy sorprendida, de forma agradable”, ha dicho.
Partes y componentes exentas
El anuncio de los aranceles a vehículos ha llegado en una aparición en la Casa Blanca que inicialmente no se había incluido en la agenda del día del presidente y con él conseguía desviar la atención que los tres últimos días se ha centrado en el ‘Signalgate’.
Las nuevas tasas no aplicarán a partes y componentes sino a vehículos completados, incluyendo los que montan fuera del país compañías estadounidenses. Y todo hace que puedan incrementar considerablemente los precios de vehículos para los consumidores de EEUU, donde cerca de la mitad de los coches que se venden son importados.
Trump ha vuelto a defender en el Despacho Oval que su política arancelaria va a ayudar de múltiples maneras a EEUU, incluyendo, según él, al animar a las empresas a incrementar su producción en el país o construir nuevas plantas, aunque ese es un proceso que requiere tiempo. Ha destacado también que ofrecerá más ingresos a las arcas públicas en recaudación de los aranceles, que uno de sus ayudantes ha cifrado en 100.000 millones de dólares en el caso de los que tasan a vehículos importados, pero el potencial del alza de los rpecios puede golpear a una ciudadanía ya insatisfecha con los altos costes que han quedado como herencia del periodo de alta inflación.
Su medida, además, puede intensificar también los enfrentamientos con otros socios comerciales y las respuestas, incluyendo Alemania, Japón o Corea del Sur, tres de las naciones para las que EEUU es un importante mercado en su sector de la automoción.
Source: Informacion

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