El núcleo duro de accionistas de CaixaBank se mueve. El Estado, a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), prepara una pequeña desinversión muy acotada de su paquete accionarial (de unos 90 millones, frente a los 6.800 millones que vale el mismo en bolsa). El objetivo es lograr que su participación en el banco se mantenga en el 18,1% una vez que la entidad finalice el proceso de recompra de acciones que lanzó el pasado martes y amortice dichos títulos dentro de unos meses. Paralelamente, la Fundación La Caixa, a través de su brazo inversor Criteria, también viene realizando ventas para quedarse en torno al 31%. La principal consecuencia de estos movimientos es que la suma de las participaciones de ambos accionistas no superará el 50% del banco catalán, como viene sucediendo desde hace algo más de dos años y medio.
El Estado y La Caixa, así, tienen hoy un mayor peso en el capital de CaixaBank del que registraban cuando se consumó su fusión con Bankia en marzo de 2021. No se ha debido, empero, a que hayan aumentado su inversión, sino a que desde entonces CaixaBank ha recomprado en bolsa y amortizado más de 885 millones de acciones propias, el 10,98% de las iniciales. Se trata de una vía indirecta de remunerar a los accionistas, habitual en el sector en los últimos años: al reducir el número de títulos en circulación, el valor contable del resto aumenta, lo que anima su cotización bursátil. Una consecuencia es que los accionistas que permanecen, como el FROB y Criteria, tienen un porcentaje mayor del capital social del banco al desaparecer los títulos recomprados.
El peso del Estado en el capital de CaixaBank, en esta línea, ha pasado del inicial 16,119% al 18,109% que ha alcanzado tras la última amortización de acciones anunciada por la entidad el pasado martes. Significativamente, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, apuntó en una entrevista reciente en ‘La Vanguardia’ que ese último es el porcentaje que el Gobierno quiere mantener y adelantó que “a partir de ahora, si hay procesos adicionales de recompra de acciones, el Estado entrará para mantener su posición constante”. También el martes pasado, precisamente, CaixaBank comunicó que daba comienzo a un nuevo programa de recompra. De ahí que el FROB haya comenzado a preparar una pequeña desinversión.
En el mercado
La decisión sobre cómo se llevará a cabo no se ha tomado aún y la debe adoptar la comisión rectora en composición reducida del organismo (de la que forman parte su presidente, Álvaro López Barceló, y altos cargos de los Ministerios de Economía y Hacienda). CaixaBank ha encargado la recompra de sus acciones a Goldman Sachs, que previsiblemente la desarrollará en los próximos hasta cuatro meses con adquisiciones diarias en bolsa. El FROB no tiene por qué esperar hasta que acabe ese plazo y se amorticen las acciones, puede ir realizando una o varias pequeñas ventas en el mercado mientras dure el proceso.
El programa de recompra asciende a 500 millones de euros, con lo que para mantener su participación en el 18,109% al FROB le correspondería vender por valor de unos 90,5 millones. Se trata, en cualquier caso, de una cifra aproximada: la real dependerá del precio que obtenga en el mercado por sus acciones. De dicho precio y su relación con el valor contable de adquisición dependerá que tenga plusvalías o minusvalías BFA, la antigua matriz de Bankia a través de la que el FROB mantiene su participación en CaixaBank. Pero la operación, sea al precio que sea, no tendrá impacto en la deuda y el déficit públicos.
Aunque tiene un cierto valor simbólico que el Estado vaya a desinvertir por primera vez en siete años, la operación no tiene nada que ver -ni por motivación ni por dimensión- con las dos únicas ventas que se realizaron de Bankia, aprobadas por el Gobierno de Rajoy (un 7,5% en 2014 por 1.304 millones de euros y otro 7% en 2017 por 818 millones). Como ha dejado claro el ministro Cuerpo, la estrategia del actual Ejecutivo es mantener la posición en CaixaBank para beneficiarse de su subida en bolsa y del pago de dividendos, con el objetivo último de maximizar la recuperación de los 24.069 millones de euros de capital inyectados en su día por los Ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.
700 millones
La Fundación La Caixa, por su parte, también elevó su peso en CaixaBank en un primer momento por las recompras de acciones, del 30,009% de marzo de 2021 al 32,24% del cierre de 2022. Entre la segunda mitad de 2023 y la primera de 2024, sin embargo, vendió acciones equivalentes a en torno a un punto porcentual del capital del banco por unos 698,9 millones de euros, con lo que su participación bajó al 31,17% el pasado junio. Para Criteria es importante no superar el 31%: es la condición que le impuso el Banco Central Europeo (BCE) para poder influir en el nombramiento de los consejeros independientes de CaixaBank.
“No podemos superar el 31%”, confirmó el consejero delegado de Criteria, Ángel Simón, en una reciente entrevista en ‘La Vanguardia’. De ello se desprende que posiblemente haya seguido haciendo ventas en la segunda parte del año o vaya a hacerlas: su participación estaba en el citado 31,17% en junio y aumentará cuando se complete la recompra lanzada el pasado martes. Es especialmente relevante para La Caixa porque está a punto de vencerle el mandato a varios consejeros independientes del banco, entre ellos varios provenientes de Bankia, y el consejo de CaixaBank debe proponer su renovación o sustitución a la próxima junta de accionistas, que previsiblemente se celebrará en marzo.
Por debajo del 50%
La principal derivada de estos movimientos paralelos del Estado y La Caixa es que su participación conjunta en CaixaBank seguirá sin superar el 50%. Tras la absorción de Bankia se situó en el 46,128% y, debido a las recompras, llegó al 49,563% al cierre de 2022. Las ventas posteriores de Criteria evitaron que siguiese subiendo hasta superar la mitad del capital social, algo a lo que ahora también contribuirán las desinversiones del FROB.
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Oficialmente no hay ningún pacto entre el Estado y La Caixa ni ninguna limitación que les impida superar el 50% del capital de CaixaBank. En la práctica, sin embargo, hay diversos motivos que lo hacen aconsejable, tanto económicos (menor afectación a la cotización del banco) como institucionales (los supervisores bancarios preferirían que el sector público saliese del accionariado del primer banco del mercado español y que La Caixa redujera su peso en el mismo, como propuso el Banco de España a la exvicepresidenta Calviño hace unos años). Los indicios, así, apuntan a que podría existir un cierto entendimiento más o menos tácito e implícito entre ambos accionistas.
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Source: Informacion
James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.