Cristina Fernández de Kirchner ha declarado este miércoles frente al tribunal que investiga el fallido magnicidio del 1 de setiembre de 2022 que, remarcó la expresidenta y exvicepresidenta, reintrodujo en Argentina la violencia política que había sido desterrada desde la transición democrática, a fines de 1983. “Tenemos sentados acá a los tres autores materiales, pero no a los ideólogos ni a los financiadores”, ha señalado sobre Fernando Sabag Montiel, el joven que colocó una pistola cerca de su sien y asumió ante el tribunal su deseo de consumar la acción letal, aunque no logró efectuar el disparo. Sabag y su novia Brenda Uliarte son acusados de homicidio calificado. Por su parte, Nicolás Gabriel Carrizo, el jefe de los “copitos”, como se conocían los falsos vendedores de copos de azúcar involucrada en el atentado, es considerado por la fiscalía como simple partícipe. A los dos primeros les esperaría una condena de 12 años de cárcel.
La presencia de Fernández de Kirchner en el Tribunal Oral era esperada con expectativa, más allá de que no ha hecho otra cosa que reiterar su línea argumental, anticipada en X. Frente a los magistrados la ha ratificado. “Creo que el partido judicial protegió y sigue protegiendo a quienes tuvieron que ver en este atentado. Es una deuda que se tiene que saldar no conmigo, con la democracia”.
La entonces vicepresidenta solo se dio cuenta de que quisieron asesinarla cuando estaba en su casa y vio las imágenes del hecho en la televisión. Una escena de esa naturaleza no pasaba por su mente al punto de reconocer que durante sus años al frente del Ejecutivo no “tuvo miedo” de ser víctima de episodios violento. “Nunca se me ocurrió que en la Argentina democrática podía haber (sucedido)”. La experiencia le mostró que había sido “ingenua” porque no había percibido el “cambio de época”, marcado por el ascenso de la ultraderecha que llevó a Javier Milei al poder en las elecciones de noviembre pasado.
El clima previo al atentado
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La principal dirigente opositora de la actualidad ha considerado que el intento de magnicidio no estuvo disociado un clima preexistente marcado por agresiones mediáticas, piedras contra su despacho en el Senado y hostigamientos frente a su domicilio. Después llegó en 2022 la condena a seis años de cárcel por negociados con la obra pública en la provincia patagónica de Santa Cruz, un histórico feudo del kirchnerismo. Fernández de Kirchner ha dicho que el fiscal Diego Luciani sobreactuó su alegato con palabras impropias de un proceso que, de otro lado, impugnó por faltas de pruebas y llevado a cabo a los efectos de proscribirla. “Eso motivó manifestaciones en la puerta de mi casa que finalmente concluyeron con la bala que no salió”. Ha recordado a su vez que “uno de los autores materiales” del atentado, Sabag Montiel, “pidió ser defendido por Luciani“.
La escena del 1 de setiembre de 2022 provocó conmoción en la sociedad. La mayoría de la dirigencia política repudió la tentativa de asesinato, más allá de la simpatía o el rechazo que provocaba en ese momento la figura de la víctima. Solo se abstuvieron de hacerlo Milei y su actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Según Fernández de Kirchner, desde aquel instante ha experimentado una “doble revictimización”. Primero, dijo, “tuve que demostrar que yo no tengo la culpa de que quisieran matarme”. Pero, además, la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo nunca avanzaron más allá de investigar a los autores materiales a pesar” de todas las pruebas que se adjuntaron”. Un día después del arresto de Sabag Montiel, su teléfono, custodiado por la policía, fue vaciado de informaciones. Los letrados han reclamado también sin éxito que la justicia dilucidara el presunto papel de Bullrich y quien era su mano derecha, el diputado Gerardo Millman. Puntualizaron al respecto que dos de sus asesoras estuvieron en la oficina de la actual ministra y ahí destruyeron sus teléfonos. La propia Uliarte aseguró a través de una carta que su exnovio estaba relacionado con el legislador y Revolución Federal. Ese grupo de ultraderecha había recibido mucho dinero de Caputo Hermanos, una empresa familiar a la que está vinculada Rossana Caputo, la hermana del actual ministro de Economía, Luis Caputo. Habían contratado a su referente, Jonathan Morel. El abogado defensor de Uliarte, Alejandro Cipolla, le ha preguntado a la exmandataria sobre esas relaciones. “Usted las debiera conocer. Morel recibió decenas de millones de pesos de la familia Caputo para trabajos de carpintería. Las transferencias están probadas“.
La cuestión de género
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En un momento sensible en Argentina, donde el expresidente Alberto Fernández se encuentra en el centro de la escena por los maltratos a su expareja, Fabiola Fernández, su exvicepresidenta volvió a reparar en la condición de mujer como factor de “odio” hacia su figura. “La verdad que para mascota del poder no sirvo, no serví y no serviré nunca. Y eso les molesta, y lo irrita más. Si un hombre se opusiera a eso no les molestaría tanto como una mujer. Vuelvo a reiterar, no soy feminista, pero tampoco soy estúpida”.
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Todo ha cambiado desde aquel 1 de setiembre para la dirigente que, durante años, ha dividido las opiniones, entre la adoración y el encono. Esa polarización parece haber caducado a partir del comienzo de la era Milei. Pero las marcas del intento de magnicidio han quedado en ella y su familia. “Mi nieta tenía miedo de salir de su cuarto y de que la mataran”.
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Source: Informacion
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