La mañana empezaba con unos juglares tomando la Plaza Mayor de Villena y acabó con bienaventurados piratas armando una revolución. La última jornada de la decimoséptima edición del Leyendas del Rock deja claro que esto no para de crecer y que hay festival para rato. Una apuesta musical que hace que los grupos crezcan al mismo ritmo que el evento. Alestorm estaba en el 2015 presentando su “Sunset on the Golden Age” en el escenario pequeño de Villena y este sábado era el último cabeza de cartel en deleitar al respetable en el escenario principal.
Una jornada plagada de reencuentros, donde Equilibrium abrió la veda en el escenario grande tras haber recorrido los nombres más bajos del cartel en años anteriores. También hicieron acto de presencia unos Tyr que no desentonaron en absoluto y unos Wind Rose que brillaron sobre el escenario. Los guerreros enanos italianos fueron la gran revelación de un festival sediento por descubrir nuevos productos, y cuanto más raros, mejor.
Como el mismo nombre del festival indica, varias leyendas en sus respectivos géneros hicieron acto de presencia en Villena. Empezando por Stratovarius, un seguro en directo capaz de mover a todo tipo de asistentes, incluidos los alejados al power metal que destilan, con himnos de la talla de “Hunting High and Low” o “Black Diamond“. Espíritu finlandés que siempre supone un aditivo más a la magna presencia internacional del cartel.
Por otro lado, tampoco faltó el rock de unos Rata Blanca que subieron de decibelios el Polideportivo Municipal de Villena. Su propuesta tan clásica como imperecedera marcó a todo el respetable hasta que éste acabó bañado de confeti. No son mis favoritos, pero sé reconocer el talento donde lo hay. Fue bonito ver banderas ondear de diferentes partes de Latinoamérica, haciéndose notar y sintiendo un mismo orgullo compartido.
Pero el broche de oro todavía no había arrancado. De hecho, después de vivirlo, se puede decir que fue lo mejor de todo el festival. Para empezar, los piratas más metaleros de la escena, Alestorm, pisaban otro año más Villena en el que ya se puede considerar su evento talismán. Lo hacían para presentar su reciente EP “Voyage of the Dead Marauder” frente a un respetable que guardó su sitio desde bien temprano en las primeras filas. El recital de los escoceses estuvo marcado por un componente externo que alentó la locura del público: el crowdsurfing.
La lindeza de surfear desde las últimas filas hasta el foso que separa el escenario del público. Pasear bajo las manos de los asistentes para finiquitar tu travesía en brazos de la seguridad. Una vivencia que se repitió en demasía en dicho concierto, con personas que repitieron hasta en cuatro ocasiones ese rodeo. Era una actuación con muchos estímulos, donde un unicornio hinchable volaba cual globo hasta que finalmente solo quedó su cabeza, o con un final marcado por el cantante Christopher Bowen siendo llevado por el público a la barra del recinto para terminar bebiendo hasta la saciedad (con el tiempo ya agotado y sus compañeros de grupo ya en el camerino).
Fue una brutalidad de concierto, el mejor del festival en mi opinión, que certifica la escalada de un grupo que mueve masas, con un respetable engalanado de los mejores trajes con patos, uno de los estandartes del grupo. Acabaron con un “Fuck you” gigante en honor a “Fucked with an Anchor” y demostraron estar en un estado de forma sublime. Al igual que los siguientes que pasarían por el escenario contiguo, que harían su concierto más especial hasta la fecha en Villena.
Saurom. Poco que decir de un grupo que ha estado presente en muchas ediciones, siempre otorgando lo mejor de ellos, aunque algunas ocasiones salieran mal como el fatídico incendio del 2014. Todavía lo recuerdan y agradecen a la organización del Leyendas del Rock su apuesta por ellos aunque las cosas no salieran bien. Esto ha conseguido que su nombre acabe posicionándose entre los más grandes y lo celebraron con un concierto donde no faltaron colaboraciones, un coro y espectáculo circense.
Había momentos en el que tantos estímulos encima del escenario generaban incomodidad. No saber a dónde mirar, contemplar que no paraban de salir personajes secundarios, e incluso acabar por no escuchar al coro entre tanto gentío. Pero era una auténtica fiesta y canciones como “La leyenda de Gambrinus”, “El carnaval del diablo”, “Noche de Halloween” o “La taberna” demostraron la adoración que Villena les tiene.
Fuego, zancudos, trajes e incluso Isra Ramos. Por el escenario pasaron muchas cosas que sirvieron para finalizar por todo lo alto la decimoséptima edición del festival. Los más atrevidos todavía tenían una parada con la guasa de El Reno Renardo. Un servidor, en cambio, se volvía satisfecho con lo que acababa de ver. Siendo un asistente asiduo al Leyendas, hacía tiempo que no vivía algo así de apoteósico. Tal vez desde un antiguo cierre de Saurom o incluso un concierto de Lujuria que acabó convirtiéndose en gala de premios. Esto, hace ya muchos años.
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Pasan los años, pasan las ediciones, y el Leyendas del Rock sigue manteniendo el trono del rock a nivel nacional. Hay que ser valiente por apostar por un turismo diferente en Alicante, un modo de dar vida a los municipios del interior con propuestas como unos festivales que revitalizan la actividad del Alto Vinalopó. Porque ya no es solo el Leyendas. También el Rabolagartija, el Fck Cnsrshp Fest e incluso el desaparecido y siempre bien recordado Aupa Lumbreiras. Hay oportunidades más allá de la cultura de sol y playa, pero hay que apostar por ella.
Source: Informacion
Brandon Hall is an author at “Social Bites”. He is a cultural aficionado who writes about the latest news and developments in the world of art, literature, music, and more. With a passion for the arts and a deep understanding of cultural trends, Brandon provides engaging and thought-provoking articles that keep his readers informed and up-to-date on the latest happenings in the cultural world.