Aceptamos que la convivencia no deseada no se nombre como un problema social, pero en ella viven miles de jóvenes obligados a compartir piso hasta una edad en que deberían dejar de serlo (de no ser porque todos somos jóvenes hasta la cuarta edad dado que la publicidad cuenta que los 80 son los nuevos 70 si tienes unos ahorros y una salud de tratamiento ambulatorio).