El método del estafador es conocido: mucha palabrería, mucha foto con una gran sonrisa, golpecitos en la espalda y ninguna bolita bajo el vaso. Aun así, a pesar de ser un viejo conocido, resulta sorprendente que el trilerismo consiga enredar una y otra vez, como si la capacidad de dejarse estafar fuera innata a la naturaleza humana. Especialmente en política, donde levantar la camisa a un aliado o driblar un acuerdo para no cumplirlo acostumbra a ser el pan de cada día. De hecho, a menudo hay una simbiosis entre el estafado y el estafador, porque una vez se impone la «realpolitik» a las buenas intenciones del pacto, hay partidos que deciden mirar hacia otro lado antes de complicarse la vida. El caso de ERC durante todos estos años con el PSOE es el más paradigmático: no le han cumplido ni un solo acuerdo, y, aun así, ni una sola vez ha puesto en peligro su alianza. Probablemente, aquí está la madre de las derrotas electorales de los últimos años. El abrazo del oso siempre ahoga.
Como el incumplimiento es la norma política, y ha quedado perfectamente naturalizada en el relato público, resulta noticiable que algún partido se plante, justamente porque se siente estafado. Y no solo es una gran noticia sino que también causa un gran escándalo, como si el irresponsable fuera el estafado que no se quiere dejar estafar. Esto es exactamente lo que está pasando ahora con Junts y las derrotas parlamentarias infringidas al PSOE. Los hechos son incontestables: Sánchez ha incumplido la práctica totalidad de los acuerdos suscritos con Puigdemont, a excepción del acuerdo sobre la amnistía. Y ni siquiera este parece ir a buen puerto, no solo por la acción proactiva de los jueces patrióticos y su desacato a la ley, sino por la desidia con que el PSOE trata la situación. Si añadimos los sueños húmedos del ministro Marlaska, confesando su deseo de detener al president, la sospecha que al PSOE ya le va bien lo que está pasando, ni este acuerdo sería confiable. Al final, no es la primera vez que los socialistas dejan que sea la derecha y sus huestes los que le hagan el trabajo sucio. ¿No será que el PSOE ya contaba con que la amnistía no se aplicaría y ya le iba bien? Preguntas, preguntas y muchas sospechas…
Pero, amnistía aparte, ninguno de los acuerdos importantes que se han suscrito en viajes a Bruselas y a Ginebra entre Junts y el PSOE han llegado a buen puerto, más allá de la plácida compañía de Santos Cerdán, el nombre del cual parece tener más continente que contenido. La lista es larga: catalán en Europa, enterrado bajo capas de excusas de mal pagador; competencias íntegras en materia de inmigración, pase otro día; ejecución íntegra presupuestaria, qué chiste… Y así, hasta llegar al último proyecto sobre alquileres temporales, el redactado del cual no permitía enmiendas –«no se podía cambiar ni una sola coma», le dijeron a Míriam Nogueras–, invadía competencias y, encima, era una ley que no resolvía nada. Pero, acostumbrados a la buena vida de otras alianzas, que les perdonaban todo, los socialistas debían de imaginar, por enésima vez, que Junts se tragaría los sapos, bajo riesgo de quedar como insolidarios, irresponsables y el resto de sinónimos del diccionario de la demagogia. Después, una vez que la derrota se hizo –se volvió a hacer– efectiva, Santos Cerdán pies para qué os quiero hacia Ginebra, a tapar heridas, consolidado su papel de zanahoria, mientras Bolaños hace de palo. Mientras tanto, el PSOE con cara de mártir con paciencia infinita ante estos «juntaires» que no hay manera que se dobleguen, y la prensa amiga haciendo la pelota. Es así como el estafado se convierte en culpable y el estafador, en inocente.
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La cuestión, aun así, es simple: ¿no dijo Puigdemont, por activa y por pasiva, que el acuerdo de investidura no le liga a nada más? ¿No avisó Turull que no se dejarían enredar? ¿No dejó claro Nogueras que ellos van a defender los intereses de Catalunya y no alianzas ideológicas? ¿No dijeron todos que nada les liga a los socialistas? Es decir, Junts no ha engañado a nadie y solo la prepotencia del PSOE les ha hecho creer lo contrario. Harían bien en rectificar, porque en el Congreso pueden tener nuevos disgustos. El manual del estafador ya no sirve para ganar tiempo.
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Source: Informacion
Dolores Johnson is a voice of reason at “Social Bites”. As an opinion writer, she provides her readers with insightful commentary on the most pressing issues of the day. With her well-informed perspectives and clear writing style, Dolores helps readers navigate the complex world of news and politics, providing a balanced and thoughtful view on the most important topics of the moment.