Kamala Harris, from low profile to the spotlight

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For the third year in a row, Kamala Harris led the US delegation to the Munich security conference. In 2022, the vice president spoke of a “historic, decisive moment” there five days before Russia launched its invasion of Ukraine. Last year He accused Moscow of war crimes. While the race is still on, US aid to Kiev has been blocked in Congress, and Donald Trump has made alarming statements encouraging Vladimir Putin to attack NATO countries, this time with a message advocating multilateralism and opposing authoritarianism. It also aimed to allay fears among allies about a potential victory for the candidate who is the clear Republican favorite in the November election.

It’s up to President Joe Biden and Harris to prevent Trump’s return to the White House. Surveys show that this is extremely complex due to many factors. a basic one Concerns are increasing about Biden’s advancing ageThis was further highlighted in the wake of special prosecutor Robert Hur’s devastating report, which highlighted problems with the 81-year-old president’s memory and abilities and intensified interest and questions about Harris.

Neither the review nor the questions are new. They have been accompanying the former California prosecutor and senator since Biden chose her to accompany him on the ‘ticket’ in 2020. Both this election and her performance in the historic first-ever U.S. vice presidency by a first-generation American woman have been questioned. Daughter of immigrants from Jamaica and India and of mixed race.

Donantes, estrategas, periodistas y articulistas han exhibido recelos ante lo oportuno de que Harris, de 59 años, siga como número dos en 2024, pero también han mostrado como mucho tibieza ante la idea destacadas voces demócratas, incluyendo las de Nancy Pelosi y Elizabeth Warren (aunque la senadora llamó personalmente a Harris para disculparse tras sus comentarios).

Bajo perfil

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Harris enfrenta un problema de percepción y su vicepresidencia se ha visto por lo general como una de bajo perfil político. Hubo factores externos que influyeron en su escasa visibilidad pública, como la llegada al cargo durante la pandemia o la necesidad de estar en Washington cuando los demócratas necesitaran su voto en un Senado dividido al 50%.

En esas primeras impresiones que han perdurado también jugaron un papel decisiones propias. Los primeros meses en el cargo se prodigaron las historias sobre el ambiente “abusivo” y de “disenso” en su oficina, comparada con ‘Juego de tronos’, y sobre los cambios de personal (13 personas en 13 meses). Quiso abanderar el tema de los derechos de voto, donde cualquier avance legislativo tenía nulas posibilidades en el Congreso dividido, y tuvo que aceptar uno que no quería: el de lidiar con las causas raíz de la migración desde Centroamérica.

Su primer viaje a la región -donde dijo a los migrantes: “No vengan a EEUU”-, le granjeó las críticas de la izquierda y los activistas, que ya cuestionaban sus credenciales supuestamente progresistas. Tras una entrevista calamitosa en televisión en junio de 2021 sobre inmigración, preocupada por haberle fallado a Biden, decidió recluirse más, alejarse de la prensa, reducir su agenda y su presencia pública y fue asentándose la imagen de vicepresidenta desaparecida.

El papel del número dos

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Joel Goldstein, profesor en la facultad de Derecho en la Universidad de San Luis y autor de dos libros sobre la vicepresidencia, identifica esa imagen de escasa visibilidad inicial de Harris pero dice también que “parte de la idea de que es invisible es, simplemente, un error”. “Parte de ello va con el cargo: cuando eres vicepresidente estás en un papel secundario”, asegura Goldstein en una entrevista telefónica. Y recuerda que “el propio Biden fue un vicepresidente muy activo, hizo cosas que importaron, pero si le preguntas a la gente qué hizo se quedarán en blanco, y lo mismo con Mike Pence y Al Gore”.

Goldstein destaca la intensa agenda internacional que estos tres años ha asumido Harris, “con viajes que tienden a ser significativos y no meramente ceremoniales”, como los que ha realizado a Europa, a Oriente Medio, a África o a Asia. Subraya también lo cerca y al lado que ha estado de Biden, en reuniones, situaciones de crisis, lidiando con asuntos nacionales y globales que le han permitido adquirir “un nivel de experiencia y participación en temas importantes que pocos otros políticos tienen”. Y a nivel nacional “cada vez está haciendo más cosa que importan”.

Evolución

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Esa evolución es palpable y la visibilidad de Harris se ha disparado, especialmente en los últimos meses. Se ha entregado y es un arma para la Casa Blanca y la campaña para tratar de conectar con bloques de votantes que son claves para los demócratas, especialmente las mujeres pero también los jóvenes y las minorías, muchos de los cuales se están alejando de Biden por mantener el apoyo a Israel impasible a la catástrofe de los palestinos.

Harris, que se mueve en índices de aprobación tan bajos como los de Biden (37,5% ella, 38,4% él) está ahora a cargo de nueva oficina de Prevención de violencia de armas de fuego. Está poniendo el foco también en el cambio climático. A una gira por centros de enseñanza superior englobada bajo el título ‘Lucha por nuestras libertades’ le ha seguido otra centrada en los derechos reproductivos. Y habla de una forma más directa, contundente y gráfica que el presidente sobre lo fundamental del derecho al aborto y las graves consecuencias de la decisión del Supremo de quitarle la protección constitucional.

Harris se muestra cómoda en este momento de visibilidad y protagonismo que cobra fuerza. Hasta Kayleigh McEnany, exsecretaria de prensa de la Casa Blanca, aplaudió en Fox News una reciente aparición de la vicepresidenta en televisión como “una de las mejores en lo que se refiere a estilo” que le había visto. Y es una de las pocas voces conservadoras que ha dicho algo bueno de Harris, extremadamente impopular en las bases republicanas. Tanto Trump como su rival en primarias, Nikki Haley la atacan con fiereza, usándola para movilizar votantes alertando de la posibilidad de que sea ella quien, dada la edad de Biden, llegue a la presidencia.

Harris, por su parte, defiende con fiereza al presidente. Lo hizo tras el informe de Hur. Pero también repite desde hace meses en entrevistas cuando se le pregunta qué pasaría si algo sucediera: “Estoy preparada”.

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