El interés confeso del grupo industrial vasco Sidenor de comprar una participación en Talgo sin lanzar una oferta pública de adquisición (OPA), una operación en la que participarían también el Gobierno vasco y la SEPI, abre un abanico de opciones en la estructuración de la transacción y despierta varias incógnitas, como el papel de los accionistas minoritarios, aproximadamente el 55% del capital social, o cual será la decisión de Pegaso, primer partícipe del fabricante de trenes español.
El pasado miércoles, Talgo confirmó que había recibido de Sidenor una “carta de manifestación de interés” en la que se mostraba dispuesto a cerrar una compra parcial o total de la compañía. Sin embargo, posteriormente, este periódico confirmó que la intención del grupo presidido por José Antonio Jainaga únicamente busca hacerse con una participación inferior al 30%, porcentaje máximo que está exento de lanzar una opa por la totalidad del capital.
Talgo solo cuenta con un gran accionista de referencia, el consorcio Pegaso, con el 40% del capital y en el que participa el fondo británico Trilantic, la familia Oriol y el empresario Juan Abelló. Este consorcio lleva buscando desinvertir su posición desde hace más de dos años, por el momento sin éxito, especialmente tras el veto del Gobierno a la opa lanzada por la húngara Magyar Vagon por razones de seguridad nacional.
Una de las posibilidades sobre la mesa es que el fondo y las sagas familiares vendan el 30% a Sidenor y mantengan el 10%, que más tarde podría pasar a manos del Gobierno vasco, a través del fondo público autonómico Finkatuz, y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) a partes iguales. El primer objetivo que se ha marcado Sidenor es dar estabilidad accionarial a Talgo y esto pasa por dejar salir a Pegaso. Sin embargo, si la operación se diseñase así, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) podría entender que hay concierto en las partes y obligar a las tres partes a formalizar una opa conjunta por todo el capital, opción que no estaría actualmente sobre la mesa.
Otra opción sería que los organismos públicos esperasen a conocer el plan industrial planteado por Sidenor para Talgo. En ese momento y si se cumplen todas las exigencias, como accionista de referencia, el grupo vasco podría iniciar una ampliación de capital en la que no diluyese su participación, pero sí diese entrada a nuevo dinero, por ejemplo, para desarrollar una nueva factoría con la que poner fin a los problemas industriales que han provocado retrasos en la entrega de sus pedidos.
Lo que tampoco está claro es la posición de Trilantic. Durante la opa húngara, negociada directamente por el fondo, Trilantic siempre mantuvo la posición de que su salida de Talgo se cerraría siempre a través de una opa por el 100% del capital, aunque esta ha posibilidad ha ido perdiendo fuelle, ya que en esta ocasión no se han pronunciado directamente ni indirectamente. Cabe la posibilidad también de que Pegaso se disuelva y las empresas que lo conforman tomen diferentes decisiones.
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Accionistas minoritarios, grandes perjudicados
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Los grandes perjudicados, si no hay una opa por la totalidad de Talgo, serán los accionistas minoritarios, aproximadamente el 55% del capital, que no tendrían sobre la mesa otra opción que vender en el mercado si quieren deshacer posiciones. Además, esta venta debería hacer a un precio muy inferior al prometido por el consorcio húngaro, cinco euros por acción. La oferta de Sidenor será sustancialmente inferior, tal y como han confirmado fuentes conocedoras a este periódico. Mientras tanto, los títulos del fabricante han sufrido una caída de casi el 20% tras el veto del Gobierno, aunque en la última semana han registrado una subida de doble dígito tras conocerse el interés de Sidenor. Hace solo unas semanas, la Asociación de Accionistas Minoritarios en Empresas Cotizadas (AEMEC) ya denunció públicamente el perjuicio que suponía para ellos el veto a la opa húngara y anunció acciones legales, las cuales aún no se han producido.
Source: Informacion
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