La Oficina Nacional de Investigación contra el Fraude (ONIF), que depende de la Agencia Tributaria, está investigando junto a las autoridades reguladoras de la competencia en España una trama fraudulenta en la venta de combustible en todo el país. Un fraude -desvelado este lunes por la ‘Cadena Ser’, que apunta a que su impacto pondría rondar los 1.900 millones de euros anuales– que también tendría su repercusión en la Comunitat Valenciana. Y es que aunque a día de hoy se desconoce cuál sería la afección concreta de esta “mafia del diésel”, fuentes del sector consultadas por este diario confirman que se están produciendo indagaciones al respecto en algunas gasolineras del territorio valenciano.
Situaciones “extrañas”
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De momento, cuestionadas por este diario, las citadas fuentes señalan que ya se han detectado algunas situaciones “extrañas”, pero descartan hacer más comentarios sobre ello hasta que no se haya completado la investigación sobre una trama que llevaría en marcha en más de un año y que, según afirmó ayer el citado medio, habría provocado ya que Hacienda haya enviado hasta 400 requerimientos a estaciones de servicio de todo el país reclamándoles que les especifiquen sus pagos de IVA. Pero, ¿cómo se ha gestado esta trama que podría afectar, según estimaciones, a uno de cada cuatro litros de diésel que se venden en España?
En concreto, lo que está en el foco es un diésel ya refinado que realmente es importado de países como Siria, Rusia o Irán. Sin embargo, como estos países tienen límites de exportación, la nacionalidad del combustible se modifica y se finge que se ha cargado, descargado y refinado en países como Turquía o Marruecos. El fraude continúa por parte de los ‘operadores fantasmas’, que venden este combustible a las gasolineras y desaparecen en tres meses. El precio al que lo venden es tan bajo que puede llegar a 40 o 60 céntimos de diferencia respecto al diésel legalizado, lo que hace que los gasolineros compren sin que muchos sepan de dónde procede.
Consecuencias para vendedores y consumidores
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Como resultado, aquellas gasolineras que están comprando diésel fraudulento están ofreciendo precios más baratos que las que lo compran a proveedores tradicionales. Por tanto, muchas estaciones tradicionales están teniendo que cerrar o se están convirtiendo en operadores independientes.
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Para los consumidores, el efecto tiene que ver con el precio: por ejemplo, en el caso de llenar un depósito de 50 litros, puede suponer un ahorro de entre 10 y 20 euros. A los usuarios no les afecta directamente el estar involucrados en un delito de fraude, como sí puede pasarle a los propietarios de las estaciones de servicio.
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Source: Informacion

James Sean is a writer for “Social Bites”. He covers a wide range of topics, bringing the latest news and developments to his readers. With a keen sense of what’s important and a passion for writing, James delivers unique and insightful articles that keep his readers informed and engaged.