Corría la última década del siglo XX cuando concebimos un sueño ambicioso: crear la primera gran biblioteca digital en lengua española. Desde la Universidad de Alicante, impulsamos en 1999 la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (BVMC) con el apoyo decidido del Banco Santander y su entonces presidente Emilio Botín. Recuerdo presentar a Botín aquel proyecto pionero de digitalización de obras hispánicas – inspirado en las primeras bibliotecas digitales de universidades de EE. UU. – que de inmediato entusiasmó al Presidente del Santander, quien nos brindó su respaldo desde el primer momento. Gracias a ese apoyo visionario y al esfuerzo de un equipo multidisciplinario, la BVMC se puso en marcha como iniciativa pública-privada sin precedentes en el mundo hispano. En pocos años, aquella biblioteca digital albergó decenas de miles de obras y recursos culturales en abierto, llegando a superar en su momento a iniciativas similares de Harvard o el MIT en alcance y volumen de contenidos.
Desde sus inicios, la BVMC se planteó difundir la cultura hispánica globalmente a través de Internet. La Fundación Marcelino Botín y Banco Santander aportaron los medios para que este proyecto, nacido en la joven Universidad de Alicante, compitiese en la élite mundial. Recuerdo la satisfacción de ver cómo, una vez abierta al público, la biblioteca rápidamente atrajo millones de lectores en todo el mundo. Ya en 2010 había servido más de 800 millones de páginas de obras y documentos de la cultura e historia española e iberoamericana a internautas globales, convirtiéndose en un referente de las letras hispanas en la Red. Aquel sueño digital de finales de los 90 había cobrado vida con un éxito que superó nuestras expectativas iniciales.
Innovación tecnológica y la reinvención del concepto de biblioteca
Uno de los pilares del éxito de la BVMC fue su apuesta temprana por la innovación tecnológica aplicada a las humanidades. Desde el primer momento entendimos que no se trataba solo de digitalizar libros, sino de crear una plataforma “inteligente” que ofreciera nuevos modos de acceder al saber. Fuimos pioneros en explorar la Web semántica, las ontologías y los metadatos bibliográficos cuando estos conceptos apenas comenzaban a sonar en el mundo académico. Con Manuel Marco Suchen el Vicerrectorado de Nuevas Tecnologías y Pedro Perníasen el LAB o Francisco José Benavent Victoriase construyeron unos cimientos extraordinarios. Me viene a memoria el artículo que firmé con Alejandro Bia, y que recogía los estándares en XML para estructurar la información y posibilitar búsquedas avanzadas, en la presentación de la Biblioteca que hacíamos en Oxford University Press en 2001 The Miguel de Cervantes Digital Library: the Hispanic Voice on the Web. Aquella labor en organización del conocimiento sentó bases que luego seguirían otras bibliotecas digitales.
Además, la BVMC innovó en la creación de bibliotecas temáticas y de autor. Inauguramos las llamadas Bibliotecas de Autor, portales dedicados a grandes figuras de nuestras letras (el primero, cómo no, dedicado a Miguel de Cervantes), que ofrecían ediciones críticas integrales de sus obras y estudios exhaustivos sobre su vida y legado. También pusimos en marcha una Biblioteca de Voces, recopilando grabaciones originales de escritores eminentes recitando sus textos o en entrevistas, preservando para la posteridad el timbre y la cadencia de sus palabras. Nos adelantamos así en incorporar contenido multimedia y oral a un proyecto bibliotecario digital. De hecho, la Cervantes Virtual no solo albergaba textos: incorporó materiales históricos, revistas, periódicos, archivos sonoros e incluso vídeos en lengua de signos, abrazando una visión multimedia y accesible de la cultura. En un mismo portal, el usuario podía leer un manuscrito antiguo, escuchar la voz de Mario Benedetti leyendo un poema o ver un fragmento de una obra de teatro clásica. Esta fusión de contenido textual, audiovisual y académico, ofrecida con rigor científico y cuidando la experiencia técnica del usuario, hizo de la BVMC un proyecto verdaderamente pionero en su época.
Fruto de esta apuesta por la tecnología, desarrollamos buscadores especializados y herramientas lingüísticas propias, de la mano de un equipo interdisciplinario de informáticos y filólogos. Implementamos sistemas de búsqueda avanzados, catálogos estructurados por materias y autores, y sentamos las bases de lo que hoy llamaríamos humanidades digitales. Cada “innovación” tecnológica que adoptamos estuvo siempre al servicio de la cultura: creíamos firmemente que la transformación digital debía ir acompañada de una vocación humanística, y la BVMC encarnó esa filosofía al combinar erudición y vanguardia técnica en un mismo espacio virtual.
La presentación de la BVMC como plataforma de liderazgo internacional
En uno de los más brillantes actos que diseñó la Vicerrectora de Relaciones Institucionales e Internacionales la profesora Ana Laguna Pérez promovió la concurrencia del Presidente de la CRUE, Saturnino de la Plaza, el Presidente del Banco Santander, Emilio Botín, Juan Luis Cebrián (Grupo Prisa), Fernando Delgado y más de media docena de reconocidos hispanistas en universidades norteamericanas con las que se firmaron acuerdos (MIT, Harvard, Penn, Cornell, Columbia, Stanford…), gracias a la persuasión y extraordinario trabajo de la responsable de las relaciones internacionales de la UA, que impulsó la imagen internacional de la BVMC, y aunque no le gusta ser citada, esta vez diré unas sencillas, gracias Becky. Desde el primer momento algunos de estos hispanistas plantearon proyectos y aportaron ideas como Estelle Irizarry o Francisco Marcos Marín. Otro hito fue el apoyo inmediato y entusiasta de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, hecho que adquiere hoy un significado muy especial, tras los ataque al español en EE.UU. propiciados por Trump.
Reconocimiento internacional y expansión iberoamericana
Muy pronto, el impacto de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes trascendió nuestras fronteras. La iniciativa creció hasta transformarse en un proyecto de alcance iberoamericano, integrando obras y colaboraciones de numerosos países de habla hispana. Gracias a convenios con instituciones hermanas, incorporamos los fondos de bibliotecas nacionales y universidades de toda América Latina – desde Argentina y México hasta Chile, Perú o Cuba – enriqueciendo el acervo con primeras ediciones, manuscritos y clásicos de aquellas literaturas. Así nació la Biblioteca Americana, con portales dedicados a difundir el patrimonio literario e histórico del continente, incluso en lenguas originarias (quechua, guaraní, náhuatl, entre otras). La BVMC se convirtió en un puente digital entre las dos orillas del Atlántico, reflejando la riqueza y diversidad de nuestra cultura común. Mi agradecimiento a José Carlos Rovira, maestro de la diplomacia literaria que atrajo a Mario Benedetti, los herederos de Borges, las bibliotecas nacionales de Chile Perú, Argentina, el Colegio de México… De hecho con la UNAM tuve la suerte de firmar el primer convenio con Juan Ramón de la Fuente, uno de los rectores más carismáticos de México y América Latina. La saga de grandes directores de la BVMC continuó con saberes multidisciplinares Emilio La Parra, Paloma Taltavull, Juan A. Ríos, Enrique Rubio…. Sin olvidar al magnífico equipo de digitalizadores y correctores y la gerencia de Laura Sánchez.
El liderazgo de la BVMC en el ámbito de las bibliotecas digitales fue pronto reconocido a nivel mundial. Diversas instituciones internacionales honraron el proyecto con galardones que avalaban su excelencia e innovación. En 2013, la Universidad de Stanford (a través de sus bibliotecas) le otorgó el Stanford Prize for Innovation in Research Libraries (SPIRL), distinguiéndola como la mejor biblioteca digital de ese año. Recibir este premio de una de las cunas de la innovación tecnológica supuso un espaldarazo enorme: una confirmación de que lo que habíamos construido en Alicante competía en la primera división global. A lo largo de los años, la BVMC sumó muchos otros reconocimientos – desde premios nacionales por la apertura de datos bibliográficos, hasta galardones de la British Library – pero sobre todo ganó el aplauso de millones de usuarios que la convirtieron en su referencia para acceder al conocimiento en español.
Recuerdo especialmente la satisfacción de ver citada a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en universidades extranjeras y proyectos educativos internacionales. Para muchos estudiantes y amantes de la literatura en Hispanoamérica, nuestra plataforma se volvió una herramienta cotidiana de aprendizaje y consulta, integrándose en colegios, bibliotecas públicas y hogares. El impacto educativo y cultural fue inmenso: por primera vez, el tesoro literario en español estaba disponible de forma libre y gratuita a golpe de clic, desde cualquier rincón del planeta. Esa democratización del acceso fue quizás el logro más trascendental de la BVMC.
Mario Vargas Llosa y el respaldo de las instituciones
Si la dimensión tecnológica fue crucial, no menos importante fue el respaldo de grandes figuras e instituciones culturales, que aportaron prestigio y continuidad al proyecto. Tuvimos el honor de contar con Mario Vargas Llosa como Presidente del Patronato de la Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes prácticamente desde los inicios de la Fundación que se conformó para posibilitar una amplia representación institucional. El Nobel hispano-peruano, con su profunda convicción en la difusión de la lengua española, asumió este rol honorífico y activo a la vez, prestando su nombre, ideas y entusiasmo a nuestra causa. Su liderazgo cultural fue un faro que guió a la BVMC durante más de dos décadas. Vargas Llosa no solo presidía reuniones; era un embajador incansable de la biblioteca, mencionándola en foros internacionales y recordándonos siempre la importancia de mantener viva la literatura clásica y contemporánea en formatos atractivos para las nuevas generaciones. La Cátedra Vargas Llosa y en especial la Fundación tuvieron magníficos directores como Luis Rodríguez y Manuel Bravo Lifante y no digamos el papel de la larga nómina de incondicionales que desde el Banco de Santander apoyaron la Biblioteca, además del entusiasta respaldo del Presidente Botín: jose manuel moreno alegre, José Antonio Villasante, Alberto Alciturri Pombo Juan Manuel Cendoya, Vicente Prior, Alfredo Albaizar, Salva Medina, David Gutierrez Cobos Fernando Tejerina García , Federico Ysart
Junto a Vargas Llosa, en el Patronato se integraron instituciones señeras como el Instituto Cervantes, la Real Academia Española (RAE) la Biblioteca Nacional de España, y otras fundaciones culturales, además de rectores universitarios y empresas comprometidas con la educación. Este apoyo institucional fue clave para consolidar la biblioteca como un proyecto de Estado en el mejor sentido: una iniciativa de nación, trascendiendo gobiernos y coyunturas. La propia Casa Real española avaló el proyecto desde temprano. Recuerdo con orgullo cuando el entonces Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, presidió en 2011 una reunión del Patronato en el Palacio de la Zarzuela. Años después, ya como Rey Felipe VI, volvió a honrarnos participando en las actividades de la Fundación en otra ocasión, subrayando así el compromiso de la Corona con la promoción de la cultura hispánica.
En aquellas reuniones, Don Felipe destacaba la “filosofía integradora, el modelo público-privado, el rigor académico y la dimensión iberoamericana” de la BVMC, valorando cómo la biblioteca sabía adaptarse a las innovaciones tecnológicas sin perder la accesibilidad para el gran público. Era emocionante ver sentados en la misma mesa a ministros, directores de la RAE, escritores, patrocinadores y académicos, todos unidos por la visión común de hacer perdurar nuestro legado literario en la era digital. Esos apoyos de alto nivel nos permitieron sortear dificultades y garantizar la continuidad de la biblioteca en el tiempo.
Bajo la presidencia de Mario Vargas Llosa, la Fundación Cervantes Virtual consolidó su prestigio internacional y siguió creciendo en contenido y servicios. Para 2022, el catálogo había superado los 319.000 registros bibliográficos incluyendo desde incunables del Siglo de Oro hasta tesis doctorales contemporáneas, pasando por revistas culturales y archivos audiovisuales únicos. Cada nueva incorporación era celebrada como un pequeño triunfo en la misión de preservar y difundir nuestro patrimonio lingüístico y literario común. Vargas Llosa solía recalcar que la BVMC era “el gran proyecto cultural iberoamericano” del que sentirse orgullosos, y aspiraba a que fuese reconocida como tal en todos los países de habla hispana. Gracias a su influencia y a la de instituciones como el Cervantes y la RAE con su director Darío Villanueva, esa aspiración se hizo realidad: la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes se hizo sinónimo de excelencia cultural en todo el ámbito hispanohablante.
Legado y homenaje en la era de la inteligencia artificial: Elías
El tiempo ha pasado y aquel proyecto que iniciamos con tanta ilusión forma ya parte del legado cultural de nuestra era. La reciente noticia del fallecimiento de Mario Vargas Llosa nos llena de pesar y nos lleva a reflexionar sobre la huella indeleble que deja en la literatura y en iniciativas como la nuestra. Don Mario no solo nos honró con su presidencia; su amor por las letras y su visión universal de la cultura impregnaron la proyección de BVMC. En lo personal, su magisterio y amistad fueron un regalo invaluable durante todos estos años de trabajo compartido. Su partida marca el fin de una etapa, pero también nos impulsa a mantener vivo su legado con las herramientas del presente.
En la actualidad, ya sin aquella Fundación que presidida por Vargas Llosa reunía el mayor activo patrimonial de la cultura española buscamos, mucho más modestamente y desde ámbitos como la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías, nuevas formas de rendir homenaje y prolongar la difusión de la obra de nuestros grandes autores. Con ese espíritu, en 2019 decidimos crear “Elías”, el primer chatbot literario personalizado dedicado a la obra de Mario Vargas Llosa. Este asistente virtual inteligente, desarrollado por el equipo de 1MillionBot, es capaz de conversar y responder preguntas sobre la vida y la creación literaria del Nobel peruano-español, presentado como un comunicador virtualdel maestro, el chatbot fue nuestra manera de decirle a Mario: “Tu voz y tus historias seguirán dialogando con lectores de todo el mundo, incluso en el universo de la IA”.
Elías se nutre de la extensa bibliografía y entrevistas de Vargas Llosa para contestar al público cuestiones como “¿Cuál fue su primera novela publicada?” o “¿Qué temas recurrentes explora en Conversación en La Catedral?”. Desde su lanzamiento, ha sorprendido gratamente ver a estudiantes y amantes de la literatura conversando con el chatbot sobre personajes, argumentos y anécdotas de la vida de Vargas Llosa, como si charlaran con un erudito dispuesto las 24 horas. Por supuesto, Elías no sustituye la experiencia de leer al autor, pero sí actúa como un puente lúdico y pedagógico hacia su obra, especialmente para las nuevas generaciones habituadas a la interactividad. .
Este proyecto de Elías forma parte de una iniciativa mayor que hemos dado en llamar la “Chatboteca” de 1MillionBot: una colección de chatbots culturales y literarios concebidos para difundir autores emblemáticos mediante la IA conversacional. Es una continuación natural del espíritu que animó a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes hace más de dos décadas, adaptado a los formatos y lenguajes de hoy. Si en 1999 digitalizamos libros para abrir puertas al conocimiento, en 2019 y adelante creamos inteligencias artificiales culturales para invitar al diálogo y la curiosidad sobre esos mismos libros. Distintas épocas, mismas metas.
Quisiera finalizar expresando un agradecimiento profundo al equipo humano de la BVMC – técnicos, bibliotecarios, filólogos, gestores – que con su esfuerzo silencioso hizo posible este milagro cultural online. Su trabajo sentó las bases para que hoy podamos seguir innovando en la difusión de nuestra literatura mediante nuevas herramientas. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes permanece como un faro, un legado vivo que inspira proyectos actuales como nuestra Chatboteca bajo la excelente dirección y exquisito esmero de Rafael González Gosálbez. En nombre de quienes tuvimos la fortuna de impulsar aquella visionaria aventura digital, gracias por haberla hecho realidad.
La historia de la BVMC nos enseña que cuando la pasión por la cultura se une con la audacia tecnológica y el apoyo institucional adecuado, los resultados pueden superar incluso nuestros sueños. Años después, contemplamos con emoción ese camino recorrido: desde la primera idea presentada a Emilio Botín en la UA, hasta nuestro afan en darle continuidad con la IA: un joven estudiante en 2025 conversando con Elíassobre La ciudad y los perros. En ese continuum late la misma esencia: amor por el saber, visión de futuro y la certeza de que la lengua y la literatura que nos definen seguirán encontrando nuevos cauces para llegar a todos. Ese es, al fin y al cabo, el gran legado que representa el reto de unir las humanidades con la tecnología..
Source: Informacion

Brandon Hall is an author at “Social Bites”. He is a cultural aficionado who writes about the latest news and developments in the world of art, literature, music, and more. With a passion for the arts and a deep understanding of cultural trends, Brandon provides engaging and thought-provoking articles that keep his readers informed and up-to-date on the latest happenings in the cultural world.