Ocurrió un diecinueve de marzo (San José) del año 1966. Aquel día, la plaza de toros de Valencia anunció la alternativa de un joven matador de toros natural de Albacete, pero con fuertes arraigos alicantinos. Se llamaba Gregorio Tébar Pérez y fue apodado y anunciado en los carteles como El Inclusero. Sus elegantes maneras, su personalidad, la pureza en los cites y su concepto de torero clásico alimentó la ilusión de miles de aficionados del momento que asistieron en masa a ver doctorarse a aquel torero del que tanto se hablaba. En aquella ocasión compartió cartel con Antonio Ordóñez, que actuó como padrino, y Paco Pallarés como testigo. Aquella tarde concluyó para Tébar con un triunfo de puerta grande, aunque sólo logró cortar una oreja. Su actuación hizo que los aficionados quisieran que saliera en hombros por la calle de Játiva. No hay que olvidar que torear en Valencia el día de San José se consideraba otrora el día más importante de todo el ciclo valenciano. Aquel toro del hierro de Marqués de Domecq y de nombre Jovenzuelo pesó 545 kilos y supuso la entrada de Tébar en el escalafón superior.
Aquella alternativa hizo que un mes más tarde se acartelara en Alicante junto a los dos grandes maestros del momento, Francisco Antón Pacorro y Vicente Blau El Tino, volviendo a triunfar y en la Feria de Hogueras de ese mismo año volvió a compartir cartel con los maestros Ordóñez y Litri en una tarde, la del 22 de junio en la que los tres toreros salieron a hombros tras una tarde triunfal.
Ahora, ese toro de su alternativa, que durante mucho tiempo ha estado presidiendo la casa de El Inclusero llega al Museo Taurino de Alicante para quedarse. Se trata de un tesoro taurino de gran valor sentimental y supone para un torero desprenderse de una parte importante de su propia historia. El Inclusero ha querido aportar esta gran pieza para el museo taurino de su ciudad, para que el centenar de visitantes que cada semana visitan el museo, sepan que Alicante es tierra de grandes toreros que ocupan un lugar de excepción en el olimpo de los artistas dentro del llamado Arte de Cúchares.
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Por cierto, sepan que tras 58 años como matador de toros, El Inclusero nunca se corta la coleta y sigue entrenando como el primer día, ya que nunca se ha retirado de los ruedos.
Source: Informacion

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